Monday, December 27, 2010

Estimado Sr. Robert J. Waller:

Hoy por fin, sí, acabo de terminar su novela Los puentes de Madison County. Y no digo "por fin" por haber estado mucho leyéndola y deseando acabarla. Nada más lejos. El "por fin" es simplemente por el "acabo"... acabo de terminarla y yo estoy aquí escribiéndole.

Me ha gustado, sí. Llevo una temporada leyendo novelas que se han adaptado al cine y siempre tengo muchas ocasiones para comparar. En este caso creo que la novela queda pobre. Ese erotismo que transmite la historia no está tanto aquí como en la película. En la novela sí creo que ahonda en la personalidad de Robert Kincaid. Eso me gusta mucho. Todo lo que describe de él como "el último cowboy" y eso de que pertenecía a otra época, que estaba fuera de este mundo estando en él. Hay un párrafo que lo resume y que me encanta:

Francesca no respondió, intrigada por ese hombre que daba importancia a la diferencia entre un pastizal y una pradera, que se entusiasmaba por el color del cielo, que escribía un poco de poesía pero no mucha ficción. Que tocaba la guitarra, se ganaba la vida con las imágenes y llevaba su equipo de trabajo en mochilas. Que era como el viento, y se movía como el viento. Que venía del viento, tal vez.

Hay otros pasajes que hablan de su interior... pero me parece que con palabras vacías, como el texto de la Dimensión Z. Me vale mucho más el párrafo anterior y esa parte del viento. El viento es sinónimo de libertad como la idea de 'cabalgar sobre él'.
La carta que Francesca deja a sus hijos sería difícil de comprender. Como ella dice, con estas u otras palabras, los hijos tendemos a pensar que nuestros padres son seres asexuados. Además, un amor sentido de esa manera, no se puede expresar con palabras. Y de nuevo me da por pensar que esto hoy, ahora, en mi realidad terrena, sería imposible. Y todo porque vivimos deprisa, deprisísima, no tenemos tiempo para pensar, para meternos en la realidad del otro, para vivir de verdad lo que el otro siente, piensa, es. Porque el hombre, aunque suena a spot publicitario, es un ser extraordinario, aunque muchos se empeñen a veces en hacerme creer que somos todos iguales, que al final todos actuamos con unos mismos patrones, sí, ¿pero lo que va por dentro?

Un saludo Mr. Waller. Thank you.

P. D. a los ajenos: Unos profesores de español en EEUU visitaron alguno de estos puentes y lo comentaron en su blog, Los profes del maíz, y es interesante.

Querida Cecelia:

Su libro es ideal para épocas de sequías. Y no por lo que en el lector pueda provocar sino por la cantidad de lágrimas que hay dentro. Que Holly esté todo el día con los ojos empañados es comprensible... ¡¡pero no es sólo ella!! Aquí todo el mundo llora: su madre, sus hermanos, sus amigos... y no todos lloran por Gerry... lloran por él, por sus cosas y por las de más allá. Por poco me ahogo en la lectura.
Me quejo, sí, pero Posdata: te quiero ("Posdata: te amo" en sus cartas) se lee bien. Es un poco triste que al final no dejemos a Holly felizmente emparejada o, más bien, como a mí me parece que estaría feliz. Es una historia bonita y curiosa que podría haberse contado desde mucho después de la muerte de Gerry, cuando ella estuviera algo más recuperada. Pero es lógico que no nos ahorremos el sufrimiento.
Gracias Cecelia por contarnos de un amor así. Ojalá fuera real.
P. D. a los ajenos: He leído este libro al editarlo Ediciones B en su nuevo formato al que llaman "Librinos". Es realmente cómodo para leer y sí se puede sostener el libro con una mano. El único problema viene al pasar esas páginas tan finas, de 'papel biblia'. El tamaño de letra es pequeño, sí, pero visible y eso no incomoda. Me parece una idea genial pero no el precio: podría ser un poco más barato si pagamos por un formato menor que el de bolsillo. Ahí queda mi idea. Saludos a todos.

Friday, December 17, 2010

Carta póstuma a la Sra. du Maurier:

"Last night I dreamt I went to Manderley again"
"Anoche soñé que volvía a Manderley"

Querida Sra.:
Hace ya mucho tiempo que no escribía directamente en este medio digital porque, con todos mis "problemas" informáticos, se me hacía más fácil escribir sobre un papel y pasarlo aquí cuando tuviera oportunidad. Una hoja (de cualquier tipo) y un bolígrafo (o un lápiz, un rotulador...) pueden llevarse/usarse a/en cualquier sitio. Pero esto es otra historia... y debe ser contada en otra ocasión.
Su libro me ha encantado. De nuevo me sorprendo pensando en cómo una señora de su época fue capaz de escribir este y otros libros. Y a la vez me reprendo por pensar esto. Creo que tengo tan metido en la cabeza que las mujeres siempre han estado marginadas y no se las ha dejado expresarse y desarrollar su intelecto que extrapolo esta "pseudocreencia" a cualquier época, sin pensar en qué época ocurrían estas cosas, en qué sociedad, hasta cuándo... Rebecca se lee rápido, te absorbe, te olvidas de quién eres y quieres gritarles que tengan cuidado o que no se preocupen, que no digan tal o cual cosa, que no hablen ahora porque los criados pueden estar escuchando. Puedo imaginarme perfectamente a la Sra. De Winter que, por cierto, ¿cómo se llama? ¿Es que de nuevo se me ha pasado el nombre de un personaje? ¿Se menciona? Esto me llama siempre la atención: personajes clave en las historias que no tienen un nombre. En este caso, de pila. Maxim sí sabemos que es Maxim, Max o Maximilian. Rebecca era Rebecca... o Reb, creo recordar. Incluso a la señora Danvers también se la nombra de alguna otra manera. Pero no pasa lo mismo con la Sra. De Winter.
Por otro lado sorprende el estilo de vida de esta sociedad... ¿de qué se ocupaban realmente? Porque "en qué" se ocupaban ya lo sabemos: las tardes (y gran parte de la mañana) eran para ellos, para leer el periódico, coser, hablar en el salón... parece que con que hubiera un buen Frank ocupándose de la finca ya era suficiente. Me imagino esos desayunos con huevos, tocino, pan, mermelada... todo en bandejas de plata y caliente... Todo me sorprende... y me muero de envidia.
Al poco de terminar su novela vi la adaptación que hizo Hitchcock en 1940, dos años después de que usted la escribiera. Es una adaptación estupenda, fiel reflejo en la que aparece lo fundamental y no echas nada en falta.
En fin, por una cosa o por otra llegas a odiar a Rebecca: una persona capaz de dejar tanto malo en la vida para las personas que la conocían de verdad. Y no es sólo un ejemplo literario.
Muchas gracias Daphne.

Monday, December 06, 2010

Querido Albert,

... qué libro más curioso, más extraño, más divertido y más bonito ha escrito usted. (Sé que es joven pero no me imagino tuteándolo). He leído el de la biblioteca (qué expresión más rara... parece que "el de la biblioteca" puede ser distinto de cualquier otro) pero me han entrado unas ganas tremendas de comprarlo para subrayarlo, manosearlo, arrugarlo y doblar todas las esquinas de las páginas que me diera la gana. Comencé tomando nota de las frases que me gustaban pero tuve que dejarlo cuando vi que iba a copiar todo el libro.

No sé si ha tenido algo que ver con el diseño de la cubierta y la tipografía de los títulos de los capítulos pero debe saber que por mi parte son un valor añadido al libro, que lo hace más llamativo y especial. Me encanta todo... hasta el video promocional que acabo de ver.

Pues sí, este es un libro especial. Únicamente hay algo que me ha... ¿desagradado? Suena demasiado fuerte y no es eso lo que quiero decir, pero... es la madre de Marcos (la madre sin nombre ahora que lo pienso)... ¿no es demasiado redicha? ¿No tenía teorías para todo? Este tipo de recursos quedan muy bonitos: “mi madre siempre decía”, “mi madre pensaba”, “mi madre siempre me enseñó”... pero hay tantas entradas de este tipo que da la sensación de que si las pusiéramos todas en orden, una detrás de otra, omitiendo el resto del texto, habría algunas que se contradecirían. Yo creo que no podría vivir al lado de alguien que estuviera todo el día teorizando, sentando dogmas. Vive y no teorices sobre la vida. Además, suelo desconfiar de las personas así y no me creo nada de lo que me dicen. Si alguna vez encuentro a una de estas personas que de verdad es coherente y vive lo que realmente dice que es la vida o vive como dice... me retractaré de lo dicho... o acuñaré la regla porque hay una excepción.
Fíjese que por esto he empezado y no era lo que más me había llamado la atención. Lo que más ha sido la visión sexual por encima de todo. No sé si es culpa de la educación del personaje o de usted mismo... o ya rizando el rizo, que usted haya hecho así a su personaje porque así es usted mismo. Habría que disculparlo en el primer caso porque tiene que ver con la historia. Llaman la atención las continuas referencias aunque me han gustado cómo están tratadas. Somos sexo en el sentido de que somos cuerpos sexuados y como nos tratamos con nuestro cuerpo (no es posible tener conexiones sólo espirituales/intelectuales porque no podemos sacar esto último de la caja que lo contiene) es inevitable que se establezcan relaciones, es imposible que no se establezcan.

Por último, la historia me enganchó desde el principio pero me desilusionó un poco en cuento comenzó a hablar del don. Me dí cuenta que estaba ante una especie de novela romántico fantástica... o creo que fue cuando habló de la gente que ya no dormía. El remate vino con el lío de los mundos y las pseudoreencarnaciones. Creo que la novela está un poco desordenada... o esa es la impresión al menos. La forma de hablar de Marcos (o la forma de escribir suya que hace el pensamiento de Marcos, eso no lo sabremos... al menos hasta que lea otra de sus novelas) hace que continuamente vayas y vengas, que empiece pero que no acabe, que te olvides de lo que comenzó diciendo y de lo que de verdad quería contarte.

Muchas gracias Albert por esta novela. Espero que se plantee el reto de continuar escribiendo novelas, obras maestras, libros para subrayar. Un abrazo fuerte.