Thursday, August 13, 2009

De nuevo carta póstuma al Sr. Dickens:


Estimado Mr. Dickens:
No sé por qué me costó tanto leer la primera parte de su novela porque el final me ha encantado. No es sólo una historia, una descripción de hechos, su novela va más allá de eso, reflejando el interior de las personas y al final, la grandeza y la debilidad de la condición humana.
El lenguaje es ciertamente antiguo pero la temática, como me ha venido pasando con sus novelas, sorprende por lo tremendamente actual, igual que las actitudes de los personajes y sus comportamientos.
Los estereotipos están llevados al grado máximo: Nelly es la candidez, todas las virtudes y la santidad personificadas mientras que Quilp es el demonio mismo. Luego existen "grupos de bondad", como la familia de Kit y otros mismos grupos que rodean a los personajes negativos. También hay personajes que evolucionan, como Ricardo Swiveller que al principio parece querer formar parte de la conspiración pero más tarde se "convierte". Es curioso también cómo esta personificación está plasmada incluso en la fisonomía de los personajes, en cómo son sus cuerpos, sus movimientos y sus gestos.
Es de verdad una novela interesante, que se lee fácil y, como digo, en la que se ven situaciones que podrían estar descritas hoy día.
P. D. a los ajenos: Agradezco mucho a la persona que me incitó a leer Almacén de antigüedades pese a que apenas acabo de terminar otro libro de Dickens
Copio un párrafo del inicio en el que, el imaginario narrador de los hechos, despide así a los lectores:
Y ahora, lector, cesando en mi papel de introductor de personajes en esta novela, me despido de ti, dejando que hablen y obren por sí ellos mismos.
Y otro también digno de destacar y que resume la delicadeza literaria de la obra:
Calmó el viento y empezó a nevar, cayendo copos tan grandes y en tal cantidad que pronto se cubrió la tierra. Dejó de oírse el sonido de las ruedas y las pisadas de los caballos. Todo estaba silencioso: parecía como si, terminado el movimiento de la vida, envolviera a la Tierra un sudario de muerte.