Saturday, November 03, 2012

Estimada Sra. Brady,


(¿Cómo se orquesta una carta con un montón de notas inconexas?
¿Cómo puedo escribirle meses después de haber leído su libro?)

Así comencé a escribirle nada más terminar:

Valiente, valiente... ¿es esto un libro de autoayuda? Que vuelva Dios y me lo diga...

De esta manera continué una semana después:

Así empecé a escribirle la semana pasada pero durante el transcurso de esta y mientras ya me encontraba inmersa en la lectura de Carta de una desconocida, he tenido en el garaje de mi cerebro su historia.
Al principio pensé que en este libro recomendado (el primero que acepto de una persona que entró como actriz en el teatro de mi vida hace unos años) se encontraban enlatados una montaña de consejos...

Y así continúo ahora, hoy, en este momento...

… de consejos vacíos – a eso me refería –, consejos de libro de “las 100 mejores frases para la vida” o los “365 lemas de la sabiduría, uno para cada día del año”, ilustrados con imágenes retocadas de la Naturaleza: mucho verde y mucha bruma, especialmente mucha bruma.
Pero en ese momento pensé, como lo hago ahora, que en su libro ha dejado plasmadas muchas verdades. Simplemente me parece que es un libro para iniciados, para aquellos que están totalmente perdidos en el camino de la vida. Para los que encima de la venda, llevan una máscara y encima un yelmo y para terminar, un saco de arpillera.
Para aquellos que hemos abierto un poco los ojos (o creemos que lo hemos hecho) su historia se queda corta.

Dios vuelve a la Tierra sobre una Harley. Dios en bares de carretera… cuesta imaginarlo. Al principio no me gustó nada la idea de que le impidiera a Christine comentar con alguien “su (segunda) venida” aludiendo que la última vez no había funcionado demasiado bien: los hombres jugaron al teléfono y distorsionaron el mensaje. Pero, si yo conociera a Dios, me lo encontrara por la calle, ¿¡no me quedaría alucinada y se lo diría a todo el mundo?! Probablemente nadie me creería… Luego pensé que la historia se repetía. Ya Él decía: no lo digáis a nadie…

Y segundo, Dios se espera a que a Christine se le pase el enamoramiento, que rompa con todas las ideas románticas respecto a su relación. ¿¡Por qué!? ¿Acaso no me enamoraría yo locamente si tuviera a Dios, Hombre perfecto, delante? ¿Por qué debería evitarlo? … Pero aquí llega otro cambio de parecer. Como ve, leí su libro con bastante sentido crítico, reacia, pero al final tuve que tragarme mis propias teorías.
Lo que ella llega a sentir por Él, Él lo define como: -Es amor genuino. Amor en su forma más pura. Esa clase de amor que tan sólo quiere expresarse, que no pide nada a cambio. La clase de amor que has estado buscando a lo largo de toda tu vida.

Y tercero. Dios ha vuelto para darle a cada uno los mandamientos que deben regir su vida.
Quiero entrar otra vez en contacto con todo el mundo y dar a cada uno su lista personal de mandamientos. Ya me entiendes, pautas que funcionen para el individuo, no para la masa. (...) Mandamientos que cobrarán sentido para ti y que te guiarán a la paz más grande que hayas conocido jamás. Tengo una lista distinta para cada persona. Hay gente que necesita más y otra menos. Todo depende de en qué medida hayan complicado su existencia.
¿Sabe Joan? Me gusta esta idea. Ya este verano lo comentaba premonitoriamente antes  de leer su libro: que hay salvación, que puede haber redención para todos.
¿Cuáles son los mandamientos que le deja a Christine?
Los que aparecen a lo largo de la redacción del libro:
"No levantes muros: aprende a traspasarlos."
"Vive cada momento de tu vida, pues todos son preciosos y no debes malgastarlos."
Qué graciosa la lista de las cosas sencillas para reparar, para apreciar en el mundo. Christine se pone entonces a mirar como sus plantas beben el agua con que las riega, a ver las olas romper en la orilla… qué difícil me parece que es hacer esto hoy en día cuando sentimos (siento) tanta presión por un supuesto aprovechamiento del tiempo, por aprender cosas, por vivir experiencias...
"Cuida de ti misma ante todo y sobre todo. Pues tú eres yo y yo soy tú, y cuando cuidas de ti, cuidas de mí. Juntos, nos cuidamos el uno al otro."
- RENUNCIA AL EGO. MUÉSTRATE TAL Y COMO ERES. Y NO PIERDAS DE VISTA LO QUE SUCEDE.
Y otros que he perdido: (parece que ya había cumplido el número de páginas estipulado por la editorial y tiene que empezar a cortar)
5. Todo es posible en todo momento.
6. Sigue el fluir universal. Cuando alguien da, recibir es un acto de generosidad, pues en esa entrega, siempre se gana algo.

Corto así, Joan, de golpe, como usted. Aunque al final tengo que darle las gracias.

[P. D. a los ajenos: copio unas cuantas frases más que recogí en su día antes de devolver el libro para escribirle a la Sra. Brady] 

... Yo era joven y romántica por aquel entonces. Soñaba con enamorarme locamente y casarme. Sueños que encontraron una muerte lenta y dolorosa.

... Decidí que aquello [los contratos de enfermera ambulante] era el bálsamo perfecto para un corazón roto, así que me dispuse a llevar la vida de un canto rodado y dejarme arrastrar de ciudad en ciudad.

- Sal de las sombras - me invitó con tono afable -. Ya has pasado demasiado tiempo escondida en ellas.

Hasta donde alcanzaba mi memoria, me había definido siempre por el trabajo que hacía. Cuando la gente preguntara, ¿qué haces?, quería tener una respuesta mejor que la de "soy enfermera". Era más que una enfermera, tenía que serlo. Era hora de descubrir qué más era. (...) Era el momento de descubrir quién era yo y qué era lo que de verdad quería.

- El matrimonio es válido, Christine -dijo con expresión grave-. (...) Pero sólo funciona entre dos personas que han aniquilado sus propios dragones y que entienden que el verdadero amor es el que crece en un corazón que ha sido fertilizado con las semillas del conocimiento de uno mismo, en un corazón que es lo bastante fuerte como para ser coherente con esa identidad propia tan difícil de aceptar. 

Sunday, September 16, 2012

Carta póstuma al Sr. Zweig:

Y si alguien pronunciara mi nombre ante ti, no le darías ninguna importancia, no te diría nada. ¿Por qué no tendría que estar contenta de morirme si para ti ya estoy muerta? ¿Por qué no habría de irme si tú ya te has ido?

Tengo la impresión de haberlo visto antes. Sus libros aparecen y desaparecen de mi vista y no se si ya los he leído porque, de tanto verlos, me resultan tremendamente familiares. Llevo cargando un tiempo con la versión electrónica de Carta de una desconocida pero he tenido que esperar a encontrarme con el papel (más alguna recomendación imperiosa) para leerlo.
Las páginas de su libro huelen a pesimismo, tristeza, desolación. El viaje de la mujer, anulada por ese amor, desde las noches en el suelo de su recibidor hasta las otras en la calle bajo su ventana, está tan lleno de sentimiento que solo provoca vacío. Ella no lo culpa pero su carta está llena de acusaciones. Stefan, mujer, la única culpable eres tu aunque tu no seas responsable. El amor te ha impuesto una carga que ni tu, ni el hombre, podíais soportar. Cupido se ha pasado de flechas y te ha dejado como un muñeco de paja en una justa medieval. La desproporción es tal que en el hombre, como si fuera de metal macizo, las flechas han rebotado y no han dejado ni una abolladura. Me siento Sr. Zweig, totalmente en sintonía con esta mujer que ha vivido a la sombra, que escribe cartas sincerándose a un desconocido. Ella murió y no le queda tiempo para arrepentirse. 
Quieres gritarle: ¡Tonta! ¡Olvídate, olvídalo! ¡vive la vida, vive tu vida! ¿Qué vida fronteriza es esa que ni vives tu vida ni la del otro? Ahora, mientras le escribo, suelto el teclado y miro hacia delante, pierdo la vista,  agradezco cosas a la Naturaleza desde un estado pacífico, no de júbilo incontrolado. Me siento respirar y deseo que esto dure siempre. Ilusiones vanas. Alguien te hará daño, tu mismo te defraudarás cada día, sentirás el peso del mundo... al final solo quedarás tu. Y más vale que estés preparado para ello, sin esperar en el suelo, bajo ninguna ventana, soportando la lluvia en la calle. 
Sr. Zweig... gracias.

Carta póstuma al Sr. D. Philip K. Dick:

Si él fracasaba, alguien lo lograría. El tiempo y la marea, se dijo Rick. El ciclo de la vida y, al final, el último crepúsculo antes del silencio de la muerte. Un micro- universo completo. 
Estimado Sr., 
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? ¿Puedo responder a esa pregunta? Los androides de su libro Blade Runner se acercan tanto a los humanos que casi podría decir que sí... [a los ajenos: acabo de escuchar el Cuento para Ulises de hoy, domingo 16/09/2012, en RNE y, como persona indecisa, yo también dudo]. Pero antes tendría que preguntarme: ¿Duermen los androides? Es decir, ¿lo necesitan? ¿O solo duermen como una demostración más de su imitación del comportamiento humano? Y también, ¿comen los androides... por necesidad, con ganas? ¿Defecan? Perdón, no sabría decirlo de otra manera... 
Nunca pensé -y ya se que tampoco es un asunto de trascendental importancia- que llegara a leer ciencia ficción. Me acordé de su libro cuando buscaba algo de... De... ¿Ve? Lo mismo me pasó en la Biblioteca y al final sólo recordé su título. Me enganché en el comienzo del segundo capítulo (En un ruinoso edificio, vacío y gigantesco...) donde describe el inicio de la Guerra Mundial Terminal (fin de los acaboses) y como el mundo quedó cubierto de esa capa de polvo contaminante. Ahora que todavía tengo en la cabeza el libro de McCarthy, La carretera*, recordé como ahí también el mundo deshabitado está cubierto de una capa de, en este caso, ceniza, que lo impregna todo y que lo desertifica todo. Valga pensar que situó este mundo destruido en 1992 cuando en España estábamos haciendo cola para agarrarle la mano (o la pata, no se sabe) a un muñeco blanco de gomaespuma con una cresta multicolor. Quizás las personas dentro de Curro sí hubieran preferido ser sustituidas por androides... 
...¿Tanto pensó entonces que el mundo pudiera cambiar en apenas más de 20 años? No se si será cosa de nuestra pobre perspectiva aunque sí es verdad que el que mira, el que observa, es capaz de ver los cambios hasta en su propia época. El 11 de septiembre de 2001, por ejemplo, pudo ser el día que cambió el mundo que conocemos. Hoy, si usted quiere, podemos estar en medio del "principio del fin". El mes pasado, aterrizó un robot aún más especial en Marte que nos transmite una información con un desfase de 20 minutos. Para hablar con él tendríamos que tener tiempos de espera de 40 minutos entre que oye lo que decimos, nos responde y lo recibimos. ESTO SÍ QUE ES CIENCIA FICCIÓN REAL. ¿Qué nos ha pasado siempre con Marte? ¿Hemos esquilmado ya suficientemente la Tierra que necesitamos emigrar a otros planetas? Ya no nos sirve el cambiar de país, ya hemos conocido todos los rincones de la Tierra, ya los hemos llenado de basura (en su libro, de kippel), ya los hemos usado y desgastado, por lo tanto, hay que buscarse un nuevo Mundo. 
Hay dos cosas que me han llamado mucho la atención de su libro: 
La primera es el órgano de ánimos Penfield... qué artificial pero qué útil. ¿Quién no quisiera tener uno para evitar dejarse llevar por sus emociones? Yo me programaría 'estabilidad anímica' para todo el día. Nunca he tenido tanta maraña de sentimientos, sensaciones, como últimamente. Mi espíritu, mi ser, mi cabeza, se pasan el día montados en una montaña rusa y de vez en cuando alguno se baja a vomitar y suplica a los demás que paren, que no continúen montados, pero los otros están atados y no saben siquiera cómo quitarse el arnés de seguridad... En fin, no hemos venido a hablar de mí sino de su libro. Que Iran se programe una depresión continua no es sorprendente: quiere estar así. Cuando Deckard compra la cabra le dice: ¿Sirve esto para curar tu depresión? Cura la mía... 
Lo cual me lleva al segundo punto: la necesidad imperiosa de tener un animal. No quieren un hijo. Quieren algo que cuidar, vivo, que los requiera de verdad y no eléctricamente. 
Me dejo muchas cosas, Sr. Dick: Mercer, los cabezas de chorlito, la empatía, Rachel Rosen y el empujón a la cabra... 
Gracias Sr. Dick. Mando mi misiva a las estrellas. Con empatía, una especial. 
P. D. Por esos primeros versos que aparecen previos a la dedicatoria 
Y aún sueño que pisa la hierba 
caminando espectral entre el rocío 
atravesado por mi canto alegre. 
Me han entrado muchas ganas de leer algo de Yeats, ¿lo tengo en mi lista? 
 Necesito copiar unas cuantas frases. Que me lo permitan los de Planeta: 
 - Entonces, para qué sirve todo? ¿Para qué estás tú? 
- Para demostrarte que no estás solo - respondió Wilbur Mercer -. Estoy aquí, contigo, y aquí estaré siempre. Ve y haz tu tarea, aunque sepas que está mal. 
- ¿Por qué? - preguntó Rick -. ¿Por qué debo hacerla? Dejaré mi trabajo, emigraré. 
- Adondequiera que vayas, te obligarán a hacer el mal - dijo el anciano -. Esa es la condición básica de la vida, soportar que violen tu identidad. En algún momento toda criatura viviente debe hacerlo. Es la sombra última, el defecto de la creación, la maldición que se alimenta de toda la vida, en todas las regiones del universo. 
Me gusta esta expresión: 
- ¿Está ocupada ahora o podemos hablar? - preguntó -. Así como me dijo usted más temprano - no parecía el mismo día. Una generación debía haber nacido y declinado desde su conversación con ella.

*Alguien me ha dicho hace poco que, casualmente, leyendo una revista francesa encontró un artículo sobre La carretera que decía que este libro no se olvida. Hagamos la prueba. Lo leí en julio. Ha pasado un mes y medio y todavía me queda "carretera" para rato. Lástima que en medio de la catarsis se rompiera en mil pedazos...

Sunday, August 19, 2012

Querida Raquel,

Io ti conosco (si es que se escribe así) y no en plan "te conozco, he visto tu alma"... Tampoco es "Io ti conosco" al estilo El Padrino. Ni siquiera es un "te conozco" verdadero. Pero te me haces más cercana. Nunca me había pasado esto con un escritor...
Acabé hace una semana [P. D. a los ajenos: eso escribí en mi borrador particular, ya casi ha pasado un mes] de leer tu libro, La herencia de La Rosa Blanca. Leí deprisa, enganchada a la historia y totalmente metida en ella. Por un periodo de tiempo (no se lo que he tardado en leerlo, ¿3 semanas?), me he sentido parte de la familia O'Connor.
He pensado mucho en cómo habrás escrito este libro. Te imagino divertida gestionando tantos personajes. Te imagino incluso de pie, delante de una mesa de madera atestada de papeles y tu organizando las tarjetas como si fueran cartas y estuvieras jugando al solitario. Quizás hayas necesitado hacer biografías individuales y árboles genealógicos... Me parece que has escrito una novela muy al estilo de las actuales (iba a escribir además "norteamericanas" pero creo que este tipo de redacción traspasa esas fronteras) en las que varias historias individuales se cruzan y se convierten en una en algún momento. En tu libro es todo más complicado y al final parece que no queda ningún cabo suelto. Todo encaja. Te has preocupado de dejarlo todo atado hasta la última página. Incluso - y para rizar el rizo - cierras el círculo llevándonos desde el final hasta el principio con la historia de la primera vez que se vieron Ben y Sophie. Eso sí, la historia de esta última con Hugh se ve venir, se adivina incluso antes de que hayas dado pistas. Me encantan esos momentos, cuando uno está leyendo y salta en voz alta (en medio del silencio de uno mismo pero quizás en medio del bullicio de un parque, de una plaza, de la playa...): "¡ya verás como pasa esto!" O, en nuestro caso: "¡ya verás como ahora Hugh y Sophie se encuentran!". Es un momento raro en el que la historia escrita y encerrada en el libro pasa al mundo "real", de los sonidos y las palabras.
Como me ocurre a veces, mientras leía he hablado de tu novela con otros...
-¿De qué va este libro? - Me decían.
Esta pregunta a veces me exaspera aunque en ese momento no me sienta exasperada...
No se, Raquel, ¿de qué va tu libro? ¿Qué responderías a esto?
Simple, reduccionista y destructor de la literatura, del esfuerzo creativo del escritor y de la ilusión descubridora del lector, es decir lo que yo digo: "Es una novela romántica que..." (Últimamente he descubierto que la palabra "romántica" debe evitarse a la hora de describir el argumento de una novela a no ser que quieras que piensen que lees literatura erótica... cuando no es el caso). ¿Hay o no una historia de amor en tu libro? La hay, sí... No, las hay. Pero no solo queda ahí. Es más, en tu libro hay además investigación, hay nazis... a veces hay demasiadas cosas que, como esta frase mía, no quedan muy perfiladas.
También he tenido la sensación de que estaba dentro de una historia para llevar al cine. No se si este es tu objetivo o es simplemente la manera tan visual que tienes de escribir. No he leído tu otra novela pero me ha parecido demasiado que trajeras a un personaje de esta a La herencia de La Rosa Blanca. En ese momento, también sonido desprende tu novela porque el hombre orquesta empieza a darle a todos sus instrumentos, especialmente al bombo.

Raquel, ¿sabes que me ha gustado mucho tu libro? Te doy las gracias y me gustaría conocer el esfuerzo (poco o mucho) que has realizado para escribirlo. Perdona por tutearte. Y ya conscientemente, te deseo lo mejor. Un abrazo fuerte. ¿Has visto que tu libro ha sido mi libro del verano?

Monday, August 13, 2012

Estimado Sr. McCarthy,

Le escribo ahora, Sr. McCarthy, casi un mes después de haber leído su libro La carretera pero, pese al tiempo transcurrido, no he conseguido olvidarlo. Y mire que lo he intentado... He recomendado este libro suyo como uno imprescindible, para leer en algún momento de la vida pero añadiendo que hay que estar preparado para ello. Yo no lo estaba. Me parece que leer La carretera ha sido un poquito más duro para mí por el momento anímico por el que estoy pasando: ni mejor ni peor que otros, simplemente distinto a lo que creo que es mi punto medio.
Su libro me ha hecho hacerme tantas preguntas...
¿Qué es la vida? ¿Para qué estamos cada uno de nosotros en el mundo? ¿Merece la pena vivir la vida en esas condiciones, en la Nada, en el vacío más absoluto?
Un inciso... cuando hablaba de su libro mientras y tras la lectura (lo he hecho muchísimo, me ha recordado a cuando leí Ensayo sobre la ceguera y cómo no podía dejar de hablar del libro), los "escuchantes" me querían hacer ver que la vida siempre tendría sentido si somos capaces de ver la belleza de las cosas sencillas, de las cosas que la naturaleza nos proporciona pero les respondía ¿y si no hay belleza? ¿Y si no sale ni se pone el sol cada día? ¿Y si la lluvia no riega y nutre los campos? ¿Y si sólo hay destrucción? ¿Y si no existe la esperanza?
¿Cómo se puede vivir así? ¿Cómo se vive en situaciones similares de guerra y de odio? Tenemos todavía el sol que nos ilumina y que pinta el cielo de azul.
Leí su libro pensando que narraba la desaparición de la especie, como en su día pasaría con los dinosaurios. ¿Por qué? ¿Cómo ha llegado el mundo a esto? ¿De dónde ese gran cataclismo? ¿Hecho por las aberraciones del hombre o -sería una buena justificación- por causas externas? A todos los que hablaba y que, al menos, habían visto la película, he preguntado lo mismo: ¿aparece por qué se llegó a esta situación? Alguien me dijo, recordando (o inventando) vagamente, que había sido fruto de unas guerras infernales.
Qué rastro de destrucción... Muertos en contenedores (a saber qué hacían ahí, qué se intentaba hacer con ellos o qué intentaban ellos mismos hacer), aquel hombre muerto sentado en las escaleras de su casa, esos barcos flotando a la deriva de un mar gris, de cenizas...
¿Es vivir - me pregunto de nuevo - ese errar de esas personas que parece que no recuerdan ni sus nombres? ¿Merece la pena? Todo se desvirtúa con este pensamiento. Todo se relativiza. ¿Para qué la cultura? ¿Para qué los libros? ¿Dónde queda la música? ¿Dónde queda la grandiosidad de las artes?
... Y ese eterno miedo... El que no siente de continuo la gacela a ser devorada porque sino moriría de un infarto...
Muchas cosas, muchos pensamientos que han pasado por mi cabeza mientras leía este libro, se me quedan en el tintero cerebral. Me acuerdo de la persona que me lo regaló (todavía me pregunto por qué lo hizo) que no sabe nada de todo esto: no sabe la impresión que me ha causado el libro y los ratos de "desesperación" que me ha hecho pasar.
¿Cómo se siente usted Sr. McCarthy? Me gustaría saber qué pasó por su cabeza entonces para escribir este libro. Sería muy interesante conocer su forma de pensar y su visión del mundo. Libros como el suyo nos hacen abrir los ojos, darnos cuenta de dónde estamos, de quiénes somos, de qué de nosotros debemos realmente cultivar para sobrevivir, de lo realmente importante. Grabaría a fuego su libro en mi mente aunque eso me hiciera a veces no querer vivir.
Curioso todo esto, no? Muchas gracias.

Querida Sra. James:



¿Cómo han podido escribir de su libro La muerte llega a Pemberley 

"Una novela perfecta" 
USA Today
"P.D. James cautiva a los lectores más exigentes de Jane Austen"
Evening Standard
o
"Jane Austen estaria orgullosa de la gran dama del crimen"
Spectator?
¿Qué lee esta gente que hace estas críticas?
Yo no soy una lectora aventajada o una crítica experta pero mi simple olfato lector me hace sentir que estos comentarios no corresponden. Su libro me parece estar mal hilado, mal narrado. Hay escenas que, tras leerlas, no sabes qué personajes las han protagonizado. Hay caracteres que se confunden hasta llegar al punto que dos Fitzwilliam mantengan una conversación sin distinguir quién dice cada frase. No he acertado a conocer a los personajes, dudas de todos, incluso cuando ha terminado la novela. Todos se convierten en sospechosos (incluida Jane que aparece débilmente) y Alvenston es el Poirot del momento que investiga sin que nadie se plantee investigarle a él. 
No tengo nada más que comentar, lo siento mucho. Los hechos se repiten y repiten pues ocurren, son contados por los que los han vivido, narrados después a la policía, explicados a los vecinos, relatados por carta, expresados a los abogados, acordados como coartadas, justificados ante los testigos, sentenciados por los jueces, recordados por los supervivientes... Y todo eso en 331 páginas que me alegro no haber comprado. Sobran pues. 
La única alegría que me ha dado es que ha mantenido a la pareja Lizzy-Darcy feliz. Eso se lo agradezco. Su quizás conocida McCollaugh se empeñó en destrozar este matrimonio sumando un punto más negativo a su novela. 
Sin más que REPETIR, pongo fin a mi misiva. 
Reciba mi cordial saludo.

Carta póstuma al Sr. Jack London:

Estimado Sr. London, 
Le escribo mirando de reojo al mar, escenario muy distinto de su libro Colmillo Blanco. Qué impresión Sr. London me ha causado su novela. Cómo me ha hecho adentrarme en la psicología animal o al menos en la "posible" psique animal. Me he trasladado, de verdad, a las vastas extensiones heladas de Canadá, de las Tierras Vírgenes, del Yukon, del río Mackenzie... espacios todos que he intentado situar en el mapa. 
¿Lo mejor? La evolución de Colmillo Blanco, el momento en el que es nombrado, la dependencia de su madre, cuando la madre lo olvida, la lucha de su padre por conseguir el tesoro que era su madre, el descubrimiento de cosas inexplicables y la comprensión de estas gracias al legado ancestral de generaciones anteriores de su misma especie... 
Hay dos cosas que me han hecho reflexionar después de mis conversaciones sobre su libro con otros animales-hombres (¿para mí también dioses?) durante estas últimas semanas. En primer lugar que usted, como hombre, escribió sobre la mente de un lobo, de un animal de otra especie, por lo tanto, escribió sobre imaginaciones suyas o más bien, sobre lo que usted pensaba que un lobo podría "pensar". Parece una grandísima tontería pero he necesitado que alguien expresara esta idea en voz alta para darme cuenta de esta realidad. En su novela parece que leemos la mente a los lobos que allí aparecen. La segunda cosa proviene sobre unas recientes charlas sobre la educación y la formación del carácter de las personas. Parecido a "qué era antes, el huevo o la gallina" nos planteábamos como un individuo llega a ser lo que es fruto de la educación recibida y del papel que ha protagonizado en su desarrollo en el mundo. Me hacía, a la vez, pensar en Colmillo Blanco, y en cómo son las circunstancias las que van forjando su carácter tanto a nivel de aprendizaje a través de las experiencias vitales como del entorno y de los agentes externos - los otros (Castor Gris, Guapo Smith, Weedon Scott) - que moldean en él unos u otros sentimientos, habilidades... ¿Hay esperanzas entonces? ¿Puede un hombre forjarse a sí mismo ajeno a todo lo que le rodea? ¿Puede no dejarse influir? ¿Colmillo Blanco, como animal solitario, habría desarrollado un carácter totalmente distinto, no sólo por el entorno salvaje sino por la no-influencia de otros seres? No puedo releer esto sin marearme. Su obra, condensada en una edición de bolsillo de Alianza Editorial de 286 páginas, me ha parecido inmensa. 
Agradezco no haber visto ninguna versión cinematográfica de su obra antes de leerla. Tampoco leí este libro en mi adolescencia y he comprobado que muchos otros tampoco hoy, en su madurez, lo han leído. Gracias Sr. London. Llevo a Colmillo Blanco dentro de mí.

Friday, April 06, 2012

Carta póstuma a Borís Pasternak:

Yuri, Yuri... cómo suena! Me encanta oírlo. Imaginando a los viejos amigos, en el último pasaje narrado de la novela, cómo contemplan la ciudad nocturna a lo lejos, en las manos el cuaderno de los escritos de Yuri.
El doctor Zhivago es una novela perfecta, llena de belleza, grande, en la que las pequeñas historias se entrelazan a veces de forma casual y extraordinaria.
Y pensar que su obra se me resistía pues tuve que devolverla a la Biblioteca en una ocasión pues el ejemplar tenía por lo menos un pliego en blanco y luego, otras veces, comencé a leerla pero no sería el momento.
Los pensamientos, la poesía y todo el desarrollo serán -seguro- mejores en el idioma original. Lo que más me ha costado a este respecto es orientarme con los nombres de los personajes, como me ha pasado con otros autores rusos inacabados.
He sufrido durante la lectura con el sufrimiento de Yuri, de Lara, de Tonia (qué grandes nombres), con esas vidas tan plenas de personas que saben ver el valor del otro pese a sus errores, que saben ver la grandeza del espíritu del hombre. He encontrado similitudes entre esos tiempos de cambios y los nuestros. Ojalá supiera yo afrontarlos tan bien como ellos.
¡Hay tantos pasajes que he señalado y que es imposible recordar! Espero que esta sensación me acompañe en el corazón durante mucho tiempo.

Thursday, January 05, 2012

Querida Sra. Rowling,


Le escribo tras leer de nuevo su último libro de la saga Potter, Harry Potter y las reliquias de la muerte. He considerado que, estando en Navidad y con este mal que me aqueja de "descentre total", podía permitirme el lujo (o el derroche) de volver a leer su libro. Es curioso como... ¡¡no recordaba nada!! ... O casi nada. Ha sido como una primera lectura. Quizás la última vez leí con demasiada avidez... y esta quizás ha sido una lectura más de deleite... ¡quién lo diría!
Me ha sorprendido esta vez las grandes pausas o tiempos lentos que hay en el libro (cosa que en la película, que estoy viendo, eliminan rápidamente). Es un libro largo, sí, pero hay muchos momentos alargados y otros tantos repetitivos. Así son los preparativos antes de la boda de Bill y Fleur y la cantidad de cambios en los sitios de acampada. Se que estos tiempos quieren reflejar la situación de pérdida de Harry y los demás que no saben qué hacer, qué buscar y en quién confiar. Por otro lado, el libro tiene capítulos o páginas con muuucho argumento, en la que se desvelan muchos enigmas y ocurren tantas cosas. Me parece que hay ahí un gran contraste.
Esta vez he notado un estilo de redacción más unido y la lectura ha sido para mí más fácil, menos atropellada... Claramente tenía que ver con mi momento de lectura.
Me llama la atención algo que creo que ya lo hizo la vez anterior... ¿Dónde está Dios en su libro? En momentos de semejante caos (¡¡el mundo mágico -y en fin el mundo- está en guerra!!) nadie piensa qué hay más allá... ¡ni siquiera para desmentirlo! ¿O es que no hace falta? No hay ninguna reflexión en el cementerio de Godric's Hollow, cuando se escucha cantar a la gente en la iglesia...
El final me parece conmovedor. No me molesta en absoluto. Tengo muchas ganas de ver cómo lo han resuelto en la película (todavía me queda por ver la última parte de la segunda parte). En el film han eliminado muchas escenas del libro en las que Harry se ocultaba bajo la capa de invisibilidad o iban "disfrazados" de otros con la poción multijugos. Como ve, tengo los hechizos en la punta de la lengua... Estos días he echado en falta una varita en muchos momentos para decir Accio... o poder dar a alguien un sorbo de Veritaserum. Llevo semanas tan metida en su mundo que por un momento he creído que fuera posible hacerlo.
Esta vez me ha quedado una sensación de tristeza distinta. Ahora simplemente pienso qué podré leer ahora para distraerme tanto. Le mando un fuerte abrazo Sra. Rowling.