Friday, November 28, 2008

Querido Federico:

Libro. Libro de adolescente. Libro de frases usadas. Libro que quiere engañarte presentándote un amor excesivamente idílico, con situaciones perfectas, con "sabores" (omito lo que pienso al respecto) perfectos, con - incluso - problemas perfectos. Y, pese a todo, libro que engancha: Libro fácil.

Es curioso, por supuesto querido Federico (enlacen pues a su página y a la que Planeta ha montado para él), que yo haya leído este libro. Claro, me dejé enganchar. Y podría haberlo abandonado, podría... pero, claro, me dejé enganchar. Y ha sido así porque este es un libro de autobús, de comidas en solitario, de esperas en sitios bulliciosos. Y, de nuevo claramente, no tendría por qué pedirle más... pero no, señores, SE EXIGE CALIDAD. A lo mejor es que yo no entraba dentro del radio de público al que va dirigido este libro. Quizás es que he leído un libro juvenil. No sé si otras personas que lean el libro se sentirán, como yo lo he hecho, un poco engañadas ante tamaña felicidad de vida, de chicas de 18 años con motos/coches/minicoches, dinero para caras esculturas y reservas en lugares romántico/chic's, visitas a balnearios/snowboard, que van con el bañador/bikini debajo a todas partes...perdona, pero si quieres hacer una historia real, hazla...y básate en la realidad. Luego está el toque (qué líbreme el cielo de decir de qué tipo) de describir los vehículos hasta la textura de las alfombrillas. Perdona si te llamo pero...¿podrías incorporar fotos de los modelos de coches en futuras ediciones? Estoy segura de que ayudaría a la imaginación porque, después de tanta descripción, no sé en qué coches van montadas Elena, Olly o Diletta. Aunque sí le felicito por la ambientación: el callejero y el hostelero...¡y por el musical! Aunque estoy segura que en italiano no pierde tanto y uno puede incluso recordar las melodías. Y las frases célebres, ya le digo, MUY MANIDAS, repetitivas, cansinas... parecen de corta y pega, escritas con un libro de las 100 mejores citas al lado.
¿He sido muy dura? No sé, no lo pretendía. Piense que lo he leído hasta el final (y he ojeado los agradecimientos) y que será porque en el fondo me ha gustado.
Ciao

Saturday, November 08, 2008

Carta póstuma al Sr. Charles Dickens:

Estimado Sr. Dickens:

Me hallo aún en la ardua tarea de leer la introducción a su obra que Cátedra coloca al principio y que a mí me gusta leer al final. ¿Qué podría decirle de mi lectura de Grandes Esperanzas? En primer lugar que me parece llevo siglos leyéndolo... a lo mejor hasta hay alguien que me ha echado de menos.Tanto que ya no recuerdo lo que era leer fuera de Dickens. Bien, he cumplido entonces mi objetivo: "algo de Dickens". En realidad la novela me ha gustado. Su narración en algunos momentos es plenamente actual pero será por los momentos en que no lo es por los que he tardado tanto en leerla. Es sarcástica, sí, como dice la edición y por eso sorprende. Refleja muy bien el mundo interior de alguien con dudas, con sentimientos contrarios, con remordimientos...todo lo que forma parte del diálogo interior de uno. Pero, como me ocurre a veces, hay momentos en los que me he perdido y que me he perdido, esto es que, sin saber si había algún mensaje, creo que me he dejado algo atrás.
Yo, desde luego, estoy del lado de Pip. Su destino o la sucesión de los acontecimientos le arrastra pero en el fondo él no es consciente de esto. Se ve manejado por personas y, al final, tanto soñar, acaba siendo aun más desgraciado. Y todo esto pese a que la novela tenga un final feliz. Te apiadas de él y piensas si es positivo que la fortuna ni te roce. Para todo hay que estar preparado: tanto para la mala como para la buena suerte. Él, aunque se olvidó de su familia, no se convirtió en un ser arrogante y despreciante (si es que esta palabra existe), además que la conciencia no se lo permitía. Y creo que es por eso por lo que me compadezco, porque estaba luchando por ser algo que él no era porque era lo que tenía que hacer, lo que el destino le había marcado.
Situaciones extrañas las hay y el entorno de la Señorita Havisham la que más. Y es curioso imaginar al escritor victoriano escribiéndola. Parece algo tan actual, por lo estrafalario, que podría estar escrito en una novela de hoy en día además de otro género.
Hay muchos personajes que no he llegado a comprender: el carácter de Estella, Orlick y Pumblechook, al que me he pasado la mayor parte del libro confundiendo con otro, o al menos dudando de si se refería a este o a algún otro personaje que apareciera en la cena inicial.
En fin y en todo, gracias Sr. Dickens desde mi pequeño acercamiento a su obra.

P. D. a los ajenos: Aquí dejo algunos párrafos que he ido señalando por su redacción o porque me traían a la memoria otras anécdotas.

Dios sabe que no debemos nunca avergonzarnos de nuestras lágrimas, pues son lluvia que cae sobre el polvo cegador de la tierra que endurece nuestros corazones. Me sentí mejor que antes de haber llorado, más triste, más consciente de mi ingratitud, más manos. De haber llorado antes tendría a Joe allí a mi lado.

Todos los estafadores del mundo no son nada en comparación con los que falsean consigo mismos; yo me engañaba a mí mismo con aquellas excusas. Sin duda era cosa curiosa: que inocentemente cogiera media corona falsa, de manufactura ajena, es comprensible; ¡pero aceptar a sabiendas las espúreas monedas de mi propia fabricación como buenas...! Cualquier desconocido amable, bajo pretexto de doblarme mejor los billetes de banco y en aras a la seguridad, puede sustraerme los billetes y darme a cambio cáscaras de nuez, pero ¿qué importancia tiene su trueque comparado con el mío si yo empaqueto mis propias cáscaras y me las hago pasar ante mí mismo por billetes?

Cuando me hube metido en la cama, cansado, apesadumbrado, y con los pies doloridos, descubrí que no podía cerrar los ojos más de lo que hubiera podido cerrar los de este loco Argos*. Y así, en la soledad y silencio de la noche, nos mirábamos el uno al otro.
*Personaje de la mitología griega que poseía cien ojos

Tuesday, November 04, 2008

Estimado sr. Julian Barnes:

Me ha hecho mucha gracia leer su libro El perfeccionista en la cocina. Nunca hubiera imaginado un libro así...pero claro, es que mi imaginación, en muchos aspectos, da para poco.
Creo que su punto de vista respecto a la cocina es diferente al mío, aunque sea sólo en algunos puntos. Yo cocino con preocupación ecológica-económica. Nunca se me ocurriría tener todo el día - es decir, 24 h. - a fuego medio o a 65 º una pieza de venado, ardilla, avestruz o tigre sin peligro de extinción. Además, ¿qué son esas carnes? ¿Dónde se compran? Realmente usted es un cocinero experimentado y no tengo por qué compararme. Creo que he comprendido su mirada a la cocina y su afición. Me ha encantado lo del "la mujer para la que" porque cada uno tenemos "alguien/es para quien/es" o pretendemos o soñamos o imaginamos tenerlo. Me gusta su definición de la cocina:
Cocinar es la transformación de una incertidumbre (la receta)
en una certeza (el plato) por medio del ajetreo.
Además de esa referencia que usted recoge, de R. L. Stevenson:
Cada libro es, en un sentido íntimo, una carta circular a los amigos de quien lo escribe.
Reírme con un libro, otra sensación. Un libro ligero, para leer en el autobús, al sol en otoño, descansando después de comer...pero en mí, no ha despertado el afán de cocinar...y menos de ser perfeccionista.
Por último, no se avergüence de su cajón de cachivaches. En mi casa existía en la cocina "el cajón del desorden" en el que había de todo, menos objetos de cocina. Aún recuerdo algunos de los objetos que allí había, considerados por mí como tesoros olvidados que de pronto aparecían y traían viejos recuerdos. ¿Qué fue de ellos...?
P. D. a los ajenos: falta por publicar la entrada del libro que he leído anterior a este, por cierto, publicado con ilustraciones en Anagrama, de Dickens, que ya tengo preparado pero que las maravillas de la tecnología no me ha permitido colgar.

Sunday, August 31, 2008

Estimado Sr. Irving:

Lo malo de ver las adaptaciones cinematográficas antes de leer las fuentes de origen escritas suele ser que esperamos que ambas se asemejen por un supuesto de fidelidad en lo que guionista/director nos cuentan de la producción del autor. Y se producirá el eterno duelo entre personas que prefieren el libro o la película y la teoría sobre qué leer/ver antes y si esto influye en lo siguiente. Me gusta mucho la película Las normas de la casa de la sidra y por eso creo que me ha decepcionado que su novela Príncipes de Maine, Reyes de Nueva Inglaterra se parezca tan poco...¡o más bien al revés! La película utiliza algunos personajes y se basa en tres o cuatro anécdotas, núcleos centrales o no de la historia, aunque, eso sí, no inventa nada gracias a Dios. En fin, me imagino que era de esperar que no se produjera una adaptación fidelísima y al pie de la letra de 624 páginas (en la edición que he leído de Fábula – Tusquets, con sólo 2 ó 3 erratas, apreciables eso sí...pero al menos íntegra (en la Biblioteca se habían perdido las primeras 25 páginas de su único ejemplar)).
¿Si se hace demasiado cansino el tema del aborto? Creo que no. En el libro hay en el fondo un debate abierto aunque, en el fondo, no tan encarnizado. No sé si es así para que cada uno se sume al que mejor le parezca, se esconda detrás del Dr. Larch o de Homer...no sé, yo me he mantenido al margen...es una novela. Aunque no sé si he hecho mal y la vida es de los que escogen. Realmente no sé detrás de qué espalda estaría si tuviera que practicar abortos...
Faltan descripciones y a la vez sobran. Faltan, de personajes. Sobran, de instrumental, de maquinaria, de huertos y manzanos...aunque no todas, claro está.
Me ha parecido muy interesante la voz de la lectura llena de grandes lecciones: el Dr. Larch hablando de “Aquí en St. Cloud's” o “En otras partes del mundo” o el modo de pensar y razonar de Homer, en el fondo tan esquemático, la idea del beduino, el amor y los términos en que se expresa, entre el obstreta y su discípulo...
Tengo algunas frases célebres:

“La adolescencia”, escribió Wilbur Larch, “¿se presenta cuando por primera vez en la vida descubrimos que tenemos algo terrible que ocultar a los que nos aman?”

Pero Homer Wells, desde la ventana del Wally, no podía saber que los besos del Dr. Larch andaban sueltos por el mundo, buscándole.

Y una frase resumen para los que me conocen:
Pero a la gente de Maine no le gustan los teléfonos, un invento grosero; especialmente en el caso de noticias importantes, un teléfono suele cogerte con la guardia baja.

Gracias Mister Irving.

P. D. Acabo de saber – ignorante de mí – que es usted el autor del guión de la citada película. ¿Debo retractarme? ¿He dicho algo inadecuado? Espero que no

P. D. a los ajenos: He encontrado una entrada de un blog de alguien al que le gusta mucho este autor. Lo reseño aquí.

Saturday, August 02, 2008

Querido Sr. (Ed.) Paul Auster:

Acabo de terminar de leer el libro de historias recopiladas por usted Creía que mi padre era Dios y tengo que decirle que me ha encantado.
No soy para nada amiga de los relatos cortos. Prefiero las largas historias donde da tiempo a conocer a los personajes y al desarrollo de acontecimientos, pero... su libro ha sido una excepción.

Le doy también las gracias a todas las personas que se molestaron en escribir sus historias. Me parece una idea grandiosa y todas las historias tienen un gran valor y están contadas con toda el alma, aunque sean pequeñas anécdotas. Creo que ninguna desentona, ni las más cortas ni las más largas. Te llegan como si te las contara un amigo, junto a un café, en una tarde de anécdotas.

Las únicas que me han gustado menos han sido las del último capítulo, las de Meditaciones, y si tuve una historia preferida la olvidé, porque la siguiente se convirtió en la más preferida. Como he tardado mucho tiempo en leerlo, apenas recuerdo la última historia, pero sé que algunas me han impresionado mucho y otras me han hecho llorar. Resulta gracioso que en algunas historias no sabemos si escribe un hombre o una mujer hasta casi el final o en la firma, porque muchas veces eso no importa. Me ha gustado mucho conocer una parte de estos 180 estadounidenses que viven en un país tan grande, tan dispar de punta a punta en todos sus aspectos.

Gracias por el esfuerzo que le supuso recogerlas, aceptar la petición del programa y la sugerencia de su mujer del modo en que debía realizarse.

Wednesday, July 16, 2008

Estimado sr. Bradbury:


Acabo de terminar su novela Fahrenheit 451 y no me ha terminado de convencer. Creo que es más la repercusión posterior que ha tenido el libro, que éste en sí. La verdad es que la historia es bastante buena, pero la expresión de los detalles, a veces abstractos, como el tema de "la Familia" o tantas otras cosas, hace que la historia se disperse. No ahonda tanto en los libros como yo pensaba y el hecho de que las personas los memoricen, es casi un apunte al final de la narración.

Me parece una filosofía difícil de leer, un poco vacía, hueca...pese a que hay un transfondo en este tema, creo que le falta algo, que no se tratan los puntos centrales de lo que podría ser una caída así del hombre.

Los cuentos que acompañan a la historia en la edición que he leído - una de Minotauro, de 2002 - los he dejado a medias. No por desinterés, sino porque me apremian otros libros que esperan su turno.

Y me ha gustado el postfacio (¡menuda palabra! Tan rara como que sólo estamos acostumbrados a oír a su prima lejana, prefacio) en el que usted cuenta el modo en el que el libro se gestó. Y anoto aquí, sólo las últimas frases de éste que deben expresar cómo un autor siente su obra:


...La muchacha le olió el uniforme y le reveló la espantosa misión de un bombero, revelación que llevó a Montag a aparecer en mi máquina de escribir un día hace cuarenta años y a suplicar que le permitiera nacer.

- Ve -dije a Montag, metiendo otra moneda en la máquina-, y vive tu vida, cambiándola mientras vives. Yo te seguiré.

Montag corrió. Yo fui detrás.

Ésta es la novela de Montag.

Le agradezco que la escribiera para mí.


P. D. a los ajenos: no hay foto de la portada de la edición leída. Pero la habrá. (23/07/2008: Ya la hay!)

Tuesday, July 08, 2008

Querida Sra. Arundhati:

Tengo una doble sensación...aunque ahora me aflore el llanto. No recordaba esta sensibilidad desde...mi última lectura. Pero cada vez que ocurre me sorprende. Comenzar a leer su libro me pareció difícil. Tampoco lo he comprendido enteramente. Es un poema hecho prosa y hay muchas partes que se escapan a mi corto entendimiento para estas cosas.
Me gusta mucho este estilo: frases cortas, aisladas por puntos que encierran un gran significado. He marcado tantos pasajes que el libro ha doblado su volumen con tantas esquinitas de páginas señaladas...y lo peor...es que he olvidado copiarlos antes de devolverlo en la biblioteca...espero que el siguiente lector no me lo tenga en cuenta. De memoria, y con las lágrimas de la despedida de Estha todavía corriendo por mi cara, sólo puedo recordar algunas ideas sobre una fuente con un "amor-en-Tokio" y un tupé deshecho, los embajadores de "Dios-sabe-qué": I. Palo y E. Pelvis.
Debo agradecer su lectura a aquella persona que se acordó de citar este libro entre sus preferidos. No todas las sugerencias de los demás nos sirven pero en este caso el esfuerzo por continuar, la curiosidad por conocer los gustos de otras personas y la propia belleza progresiva del libro, me han ofrecido una preciosa lectura.
Echo en falta más traducciones de términos indios. Y se me hacen raras las rimas tan perfectas: me da por desconfiar de la fidelidad de la traducción. Y todo porque al principio pensé que el libro estaba escrito en...¿indio? No. Por fin descubrí que lo escribió en inglés.
El libro rebosa ternura por sus cuatro costados...y ahora me da por pensar si también lo hará en su idioma original. Lleno de inocencia y de amor PURO, como el de unos hijos que veneran a su madre.
Gracias señora Roy. Libros así, pese a la tragedia que narran, levantan el espíritu.

Jueves 10/07/2008
P. D. a los ajenos:
He recuperado el libro de las esquinitas dobladas. Con la venia del "Señor de la Propiedad Intelectual" paso a transcribir algunos párrafos (sólo para abrir boca):

Estha siempre había sido un niño callado, así que nadie pudo determinar con precisión el momento exacto (por lo menos el año, ya que no el mes ni el día) en que dejó de hablar. Simplemente, dejó de hablar; eso es todo. El hecho es que no hubo un "momento exacto". Había sido un asunto de reducción paulatina del negocio hasta llegar al cierre definitivo. Un ir quedándose callado apenas perceptible. Como si, sencillamente, se hubiese quedado sin tema de conversación y ya no tuviese nada más que decir. Además, el silencio de Estha nunca fue incómodo. Ni molesto. Ni llamativo. No era un silencio acusador, de protesta, sino más bien un aletargamiento, una inactividad, un equivalente psicológico de lo que hacen los peces dipneos para soportar la temporada de sequía, salvo que, en el caso de Estha, dicha temporada parecía que iba a durar eternamente.
Con el tiempo había adquirido la capacidad de mimetizarse con aquello que tuviese detrás (librerías, jardines, cortinas, puertas, calles) hasta parecer inanimado, casi invisible para un ojo inexperto. Normalmente, a los extraños les llevaba cierto tiempo reparar en él, incluso aunque se encontrasen en la misma habitación. Y tardaban aún más en darse cuenta de que nunca hablaba. Había quien ni siquiera lo advertía.
Estha ocupaba muy poco espacio en el mundo.

Y sólo un trozo más:

Entonces, para que Estha y Rahel tuvieran un sentido de la perspectiva histórica (...) les habló de la Señora Tierra. Les dijo que imaginaran que la Tierra - que tenía cuatro mil seiscientos millones de años - era una mujer de cuarenta y seis años, tan mayor, dijo, como la señorita Aleyamma, que les daba clases de malayalam. A la Señora Tierra le había llevado toda su vida convertirse en lo que era. Separar los océanos. Levantar las montañas. La Señora Tierra tenía once años, dijo Chacko, cuando aparecieron los primeros organismos unicelulares. Los primeros animales, criaturas como los gusanos y las medusas, no aparecieron hasta que tenía cuarenta años. Ya tenía más de cuarenta y cinco (de eso hacía apenas ocho meses) cuando los dinosaurios empezaron a deambular por su superficie.
Toda la civilización humana, tal y como la conocemos - les dijo Chacko a los gemelos-, comenzó hace apenas dos horas en al vida de la Señora Tierra. (...)
Chacko dijo que era algo sobrecogedor y una lección de humildad (...) pensar que toda la historia contemporánea, las Guerras Mundiales, la Guerra de los Sueños, el hombre en la Luna, la ciencia, la literatura, la filosofía, la búsqueda de conocimientos, no fueran más que un leve pestañeo de los ojos de la Señora Tierra.
- Y, por lo que respecta a nosotros, queridos míos, todo lo que somos o lo que podemos llegar a ser no será nunca más que un destello en los ojos de la Señora Tierra - dijo Chacko en tono grandilocuente, tumbado en la cama y con la mirada clavada en el techo.

Y, por no ofender más al "Señor de la Propiedad Intelectual", acabo aquí, aunque me encantaría contaros el pasaje en el que ven la película Sonrisas y lágrimas: es perfecto

Monday, June 16, 2008

Querida Mrs. Rowling:

Señora Rowling: siento como si estuviera escribiendo una carta de despedida a alguien que me ha hecho sobrellevar mejor algunos momentos menos llevaderos.
Siento ahora juntas todas las alegrías y las tristezas que me ha dado leer sus libros...desde el tercero, todo hay que decirlo. Y eso que al principio era una contraria a esas lecturas que me parecían infantiles. Más infantil era mi oposición a la masa-lectora que me rodeaba por el simple hecho de que no me arrastraran.
Se acabó. Ya no habrá más…qué vacío tan grande. ¡¡Es que he cogido tanto cariño al Niño que sobrevivió!! ¡¡Y me he acostumbrado a tener noticias suyas cada varios años!! Seguro que usted descansará ya, sí, pero yo no me alegro. El final de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte no me ha desilusionado – pese a tratarse de un capítulo que rompía bastante con el esquema – pero lo he leído con una gran tristeza.
Este último libro me ha gustado bastante, pero no lo hizo el anterior del que ya no recuerdo ni el título, me pareció lleno de diálogos fáciles y repetitivos, además de hacer desaparecer personajes que hacían que se te rompiera un poquito el alma (el alma lectora). Ahora, en este último, la desaparición de otros personajes se hace más llevadera (como las penas) porque forma parte de un plan...pero siempre da pena perder a seres queridos, no?
Gracias, gracias y gracias Sra. Rowling. Thank very much. Pasemos del aspecto comercial, de si ha querido extender el negocio. Espero que haya escrito estos libros con intención recta. THANK YOU!!

Estimado Sr. Noah Gordon:

Me ha gustado mucho leer La bodega por esa sensación de leer algo sino recién escrito, sí recién publicado. Pero siento decirle que el sabor de este vino me ha sabido al de siempre. De sus novelas sólo he leído El médico y El último judío, las dos ambientadas en la Edad Media, quizás por eso me era imposible imaginar los escenarios de La bodega, la ropa de los personajes, la descripción de sus casas, sino de una “forma medieval”. Claro que luego había trenes y fábricas que me reconducían cronológicamente.
Su estilo narrativo me gusta mucho. Sólo en algunas ocasiones me siento incapaz de seguir algunas descripciones. Al final da las gracias a una persona que le informó sobre la construcción de una puerta…creo que debería ponerme en contacto con ella para que también a mí me lo explique. Pese a todo, es muy agradable leer su prosa, se hace de forma rápida y engancha.
El hilo de la historia es, en esencia, más o menos el mismo que El último judío: alguien que huye. Y todos tienen un punto en común muy interesante literariamente pues permite contar más cosas: todos viajan.
Gracias por su libro y pese a mis sentimientos encontrados, intentaré tardar algo más de tiempo en volver a leer alguno de sus libros para cogerlo con más ganas.

Monday, April 28, 2008

Estimado Sr. Ian McEwan:

Muy querido señor:
No estoy segura que usted se dejara tratar de "muy querido" y tampoco su libro incita a este tratamiento, no se crea. Pero es tal el punto de excitación (no sexual, perdóneme) al que me ha llevado la lectura de su libro que en este momento sería capaz de rendirle honor.
Llevo unos momentos pensando cuál debía ser la palabra para definir cómo me siento después de un fin de semana intenso de lectura, de casi 5 horas diarias, aprovechando un viaje...encontré la palabra, pero acabo de olvidarla. No era excitación - esa es referente a usted - sino una especie de "éxtasis" literario.
Creo que hasta ahora nunca había leído algo tan grande como Expiación. Me alegra enormemente no haber ido al cine a ver la película y haber abierto mi mente inmacula a las imágenes de su guión. Ahora sí tengo ganas de verla para saber cómo el director ha sido capaz de plasmar algo que, en muchos momentos, yo era incapaz de hacer en mi cabeza. No ha sido por la densa descripción, pero sí por la sobreabundancia de palabras, algunas de ellas desconocidas para mí (bendito/a traductor/a, bendita Editorial Anagrama). Una lectura tan absorbente no deja tiempo a buscar palabras en el diccionario...Te sigue chupando la sangre y no puedes separar los ojos de aquello que no esté escrito por Ian McEwan...al menos en este caso.
Me desconcierta el final. ¿Qué pasó realmente? ¿No es eso lo que dice Briony que nos preguntaremos los lectores? ¡¡Pues eso es, sí!! No me sirve que pasó lo que uno quiere que pase: quiero la verdad y no sobreentender nada más.
Ojalá este libro modifique la visión que tengo de la vida como la ha modificado este fin de semana. Gracias.

Friday, April 25, 2008

Estimado Sr. Noah Gordon:

Me ha gustado mucho leer El último judío.
Hace casi dos años que leí El médico y no recordaba lo agradable que es su prosa.
Pero es su parecido con este último lo que más me ha decepcionado: que Yonah Toledano al final acabe convertido en médico y no en trabajador del metal y del acero, convierten al libro en un "segundo Médico", aunque con menos profundizaciones en la materia.
Es verdad que la profesión del último judío verdadero que quedó en España tras la expulsión, no es lo más importante de la novela. Es su resistencia en su fe y la huida continua lo que hace este libro interesante.
La lectura se agradece cuando uno no se da cuenta de que lee sino que la historia entra en su cabeza de una manera misteriosa, como si la estuviera absorbiendo. Y esto pasa con sus libros, al menos con los que he leído.
Muchas gracias por su libro.

Thursday, April 10, 2008

Carta póstuma a la Sra. Beecher Stowe:

Querida Sra. Harriet:

Últimamente me emociono tanto con los libros como con la vida y su libro ha tomado partido también en esta historia.

Ya voy dos libros por delante, algo que nunca quiero que me pase para no perder la frescura en el recuerdo de los detalles, pero apenas he tenido tiempo disponible para pensar en escribirle.

Lo que más me ha quedado de este libro es su gran actualidad. Las palabras, las expresiones, los diálogos, el ritmo...podrían hacer parecer al libro de 2008. Quizás los avances técnicos han hecho que cambie el entorno en el que se desarrolla el hombre, pero sus pensamientos y comportamientos ante las cosas no han cambiado mucho. Seguro que en esta época esclavista americana encontraríamos a nuestra alma gemela de pensamiento, a alguien con cuyo intelecto conectarámos perfectamente...en ésta y en cualquier otra época anterior.

La cabaña del tío Tom es un libro - siempre a mi parecer - fundamentalmente religioso y no sólo moralista.

Me gustan los giros que marca usted, Harriet, dirigiéndose al lector al final de algunos capítulos o en medio de ellos, llamando a las madres, a los hermanos...a que se introduzcan en la lectura, en el personaje. En esos momentos el libro se hacer tan cercano, como si alguien te estuviera contando su historia particular.

La muerte de Tom y la comunicación de la noticia a su familia se siente como un momento verdaderamente trágico. Cuando me hablaron del libro, me describieron a Tom como el hombre más bueno del mundo, pero a mí no me lo ha parecido. Hay tantos personajes en la novela que, para mí, el de Tom es uno más entre tantos.

El tiempo apremia y debo irme. Gracias por su libro.

Monday, February 11, 2008

Carta póstuma al Sr. Robert Louis Stevenson:

Estimado señor,
su novela, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, como muchas de las que hoy son clásicas, se cree conocer pero su lectura aporta una visión mucho más profunda. Por fin he conocido el origen de la historia y no sólo retazos o comentarios que incluso nada podían tener que ver con el libro.

Me ha gustado mucho la historia. Me gustan todas estas novelas ambientadas en un Londres neblinoso, con luces de farola tintineantes, caballeros con sombrero y bastón y chimeneas en los salones. Creí que me resultaría difícil la lectura pero el lenguaje no es sólo comprensible, sino ameno. Y para el lector que se acercara en blanco, la historia seguro que atraparía.


P. D. a los ajenos: La edición que he leído es de Sarpe que compré por muyyy poco en una librería de segunda mano y que seguro liberaré en la calle (para más información: http://www.bookcrossing-spain.com/) Cuando cuente con algún medio más (y no un ordenador de cuerda) habrá foto...[Días más tarde...YA LA HAY!!!]

Sunday, January 20, 2008

Estimado Sr. Javier Marías:

"My hands are of your colour;
but I shame to wear a heart so white" SHAKESPEARE
["Mis manos son de tu color;
pero me avergüenzo de llevar un corazón tan blanco"]
MUCHO MÁS SONORO EN EL IDIOMA ORIGINAL, PERO MÁS SIGNIFICATIVO EN CASTELLANO


Podría decir que llevo siglos leyendo su libro y sino, meses, desde octubre, para ser más concretos.
Estaba deseando leer algo suyo. Quiero decirle que muchos de sus títulos me parecen bastante atractivos. En particular deseaba leer alguno de Tu rostro mañana y sí, sólo por el título.
No sé si leyendo Corazón tan blanco habré conocido su estilo. Las sensaciones que a mí me ha provocado son muchas. (Perdone que escriba como si estuviera traduciendo a mi cerebro, pero es la falta de práctica...y quizás que también usted me haya pegado algo). La lentitud de mi lectura se ha debido a su prosa... en cambio, a partir de la mitad, más o menos, he avanzado a gran velocidad. Cuando me prestaron el libro, me dijeron que usted escribía como si grabara sus pensamientos expresados en voz alta. Y es verdad, así me ha parecido. A la vez pienso que todas las palabras están puestas ahí con alguna intención. No sé si me equivoco pero da la impresión que cada frase está muy trabajada aunque a la vez parezcan simplemente una plasmación de ideas sueltas, repetitivas, enmarañadas que uno va pensando.
Tengo que reconocer que, aunque no es mi estilo, me he saltado muchos párrafos y pese a haber tenido que esforzarme para continuar, al final, me ha gustado.
Tengo señaladas muchas páginas de ese libro que me prestaron porque - y otra vez - entre tanta complicación de pensamiento, dice usted GRANDES VERDADES. Me he reconocido en muchos frases de esas que JUAN elucubra Por cierto, ¿es posible que hasta la página 263 de mi edición no sepamos su nombre? Me quejo, sí, pero en realidad no lo echas en ningún momento en falta... es más, en ese momento me sorprendí y pensé que de verdad, el personaje... ¡tenía nombre! Y voy a poner sólo un ejemplo, por eso de no faltar a los derechos de autor (a los cuales seguramente ya estaré faltando):
También nos echamos de menos (vagamente de menos) cuando no estamos juntos, una de esas personas (en la vida de cada cual hay cuatro o cinco, y de ellas se sufre en verdad la pérdida) a las que uno está acostumbrado a informar de lo que le ocurre, es decir, en las que uno piensa cuando le sucede algo, divertido o dramático, y para las que uno acumula hechos y anécdotas. De buena gana se aceptan reveses porque van a relatarse a esas cinco personas [YO DIRÍA MENOS]. `Esto tengo que contárselo a Berta´, piensa uno (pienso yo muchas veces).
Después de tanto tiempo leyendo su libro (a muy poquito a poco) necesito leer algo en lo que al llegar a la página 200, no piense si ese dato debería saberlo ya porque venía en la página 100 o en lo que no dude de si algo se está repitiendo o no en el relato.
Y sin más, gracias por su prosa.
P. D. a los ajenos: He encontrado una crítica interesante. Lo mío sólo son comentarios de lectora aficionada.
La imagen procede www.javiermarias.es