Tuesday, August 23, 2011

Carta póstuma a Pushkin:

Por fin he podido leer la historia que leía... ¿cómo se llamaba? ¡¡Tatiana!! [he tenido que buscarlo] en El jinete de bronce de Paullina Simons. Había otros libros, creo recordar, también suyos, como Eugenio Oneguin y algún otro... La edición de Hiperión es estupenda, con el texto original en ruso y grabados de la primera edición, además del prólogo que contextualiza bastante la obra. Leí su libro en una sentada (la sentada fue de 8 horas aunque creo que su libro sólo me llenó 1). El exordio (por cierto, interesante palabra) dedicado a San Petersburgo es la parte que más me ha gustado. No sé si ha sido muy difícil la traducción pero queda muy bien en castellano. Me gusta sobre todo la dualidad de la ciudad cruel y amiga, destructora y bella, como es todo en esta prosa versificada o en estos versos prosaicos. El zar Pedro es el hacedor de lo grandioso a la vez que el culpable de la destrucción... ¿será este el comienzo de una nueva etapa de lectura desplazada hacia el este?

Carta póstuma al Sr. Kawabata:

Querido Yasunari,

¿son quizás las personas que más ven la belleza de la vida y de las cosas, las que más sufren? ¿Cómo es posible que usted escribiera estos relatos y más tarde se quitara la vida? ¿Cuál era el peso que soportaba? Hace poco que acabé de leerlos. Aparte del relato Primera nieve en el monte Fuji recuerdo aquel de la señora infiel y el otro de los árboles que habían perdido las hojas. Son historias sencillas que no cuentan nada especial, que terminan como cortadas, sin moraleja y sin un final claro y redondo. Ah! Recuerdo también aquel del joven que había eludido el ejército vestido de mujer... curioso y raro hasta el extremo. Esta lectura me ha recordado a otras recientes de escritores japoneses, además de mezclar los escenarios con películas que acabo de ver.

Las lecturas de este año les pertenecen a ustedes.