Tuesday, September 07, 2010

Estimado Sr. Marc Levy:

Estoy segura que esta no es la mejor de sus novelas pero me ha gustado.

Sólo da la impresión que este no es su mejor trabajo. En ocasiones Volver a verte es confusa, no se sabe quién habla o qué es lo que realmente está diciendo o quiere decir… empezando porque al principio no sabía quién era el verdadero protagonista y porque Paul y Arthur, ¿no son dos nombres parecidos? ¡A mí sí me lo parecen!


La historia es bonita pero al punto fantástico-fantasioso no le encuentro mucho sentido, incluso me parece innecesario. Por un momento pensé que estaba leyendo la novela en que se basó Ojalá fuera cierto, suya y del mismo título, ¿no es el argumento parecido?


Me quedé además sin la gracia de la cubierta que diseña para sus títulos … para … Por eso le conocí… sus libros cantan en las librerías. Además de por una mención en un programa de cine y literatura en RNE5.


Por cierto que me intriga su manera de escribir. ¿Escribe las historias de forma paralela o de verdad es capaz de ir intercalándolas a ese ritmo?

Me quedo con ganas de leer otra de sus novelas para comparar. Gracias y hasta pronto.

P. D. a los ajenos: De nuevo sin posibilidad de colgar la imagen de la cubierta que he leído (sin sobrecubierta además, así que un poco triste). Lo haré, igualmente, cuando pueda. [¡Por fin pude! 31/10/10]
P. D. a los ajenos del 02/01/2011: Tenía un texto extraído del libro desde el momento que lo leí. Os lo paso:
- ¿Cree realmente que se puede amar a una misma persona durante toda la vida? - preguntó Lauren.
- Nunca me ha dado miedo lo cotidiano, la costumbre no es una fatalidad. Uno puede reinventar todos los días el lujo y la banalidad, lo desmesurado y lo común. Creo en la pasión que se va desarrollando, en la memoria del sentimiento. Lo lamento, todo esto es culpa de mi madre, que me atiborró de ideales amorosos. Esto pone el listón muy alto.

Monday, September 06, 2010

Carta póstuma al Sr. D. Miguel Delibes:

Querido Miguel:
¿Me deja dirigirme a usted así? ¡Qué cambio! ¡Cómo he notado que con El hereje estaba leyendo literatura con mayúsculas! Hace años me lo habían recomendado como una novela que "había que leer"... ¡y por fin lo he hecho! Además le doy toda la razón a esa persona que lo dijo. La excusa ha sido un reciente plan de viaje a Valladolid, su ciudad, donde se desarrolla además la novela. El viaje se convirtió en un simple paso y no he podido entonces comprobar si las descripciones del urbanismo de mediados del siglo XVI tienen algo que ver con las actuales.
El libro no es novela histórica: es historia pura. Son tantos los detalles que en ningún momento he dudado de la fidelidad con el original que es la época misma.
La novela narra una historia - tacho “fundamentalmente” pero no querría - religiosa. Toda la vida de Cipriano está contada en torno a este fenómeno. Él lo explica muy bien ante la Inquisición: la creencia le encontró. ¿Ocurre esto hoy? ¿Puede haber una decisión tan grande, sincera, firme y en conciencia ante Dios? Si existe… que me lo presenten. Valientes debían ser y seguros en sus creencias debían de estar en esa época las personas que decidían seguir una doctrina que podía ser castigada con la muerte. Desde luego que entonces no se tomaban las cosas a la ligera.
Por otro lado no puedo creer que la injusticia y la muerte puedan haber sido durante tanto tiempo un espectáculo. Intento encontrar un paralelismo hoy. Imagino que se podía considerar al hereje como un criminal que mataba a los otros a través de la conciencia y por eso podía ser reo de muerte… pero por muchas otras razones sigue siendo incomprensible.
La figura de Lutero – con la que Cipriano guarda ciertos paralelismos – me ha llamado siempre la atención: un hombre preso de sus escrúpulos, angustiado (NO LIBRE) y disgustado con la situación de la Iglesia en su momento. Hombres como estos (Cipriano y demás) que pensaban que por encima de su pequeñez, podían escribir y cambiar la Historia con sus acciones.
Durante el tiempo que he estado leyendo su libro y ahora al acabar, he tenido ocasión de hablar mucho y sincero sobre religión en veladas de playa.
Por esto y por todo, le doy las gracias. D. E. P.