Tuesday, June 16, 2009

Querida sra. Ana María:


Estoy encantada con su novela. Sólo había leído una de sus novelas fantásticas y tengo un recuerdo entre duro y grato. Lo primero por los años que tardé en leer Olvidado Rey Gudú y lo segundo porque una vez acabándolo, no quería que terminara. Paraíso inhabitado es una novela distinta aunque también con una carga de "lo fantástico" similar y a la vez diferente.
Me ha parecido - no sé si por mi mente a veces calenturienta - una novela bastante no sabría decir si sexual o sensual...quizás las dos y con seguridad lo último si me refiero (ni yo misma lo sé) a una carga sensitiva, de sentidos, de sensualidad.
A veces sí choca lo que insiste en algunas ideas. Desde un primer momento ya se capta que el centro de la casa es la parte no-noble y la vida de Adriana gira en torno a las personas que por esas habitaciones se mueven. No es necesario, por tanto, que se repita hasta el cansancio. Da la impresión - como pasa en otros libros y exagerando al máximo - que la novela se ha escrito por capítulos independientes y aislados y las ideas debían por tanto repetirse porque se iban a leer por primera vez.
Es un libro lleno de magia, de palabras no escritas y otras invisibles que pueden leerse entre líneas. Y esto lo hace también un libro mágico que dice sin decir. Que habla de la infancia que se pierde y de las cosas que no se entienden.
Gracias por este regalo.

P. D. a los ajenos: adjunto un párrafo que podría resumir esa idea sobre el escenario del libro. En muchos momentos de la novela las escenas se desarrollan en la cocina pero aquí, ya avanzada la historia, se habla del lugar:
Había un gran desconcierto, un desorientado y desapacible ir y venir creciente, desde el corazón de la casa: la cocina. Allí donde se narraban cuentos, se desvelaban historias familiares, y se cobijaban secretos mal tapados: un enorme corazón latiendo, una llama infatigable desde antes de que yo naciera. Ecos de un fuego, que aún crepita en episodios familiares, gaceta diaria de sucedidos domésticos, todos envueltos en humo de pucheros, cazuelas y toda clase de suposiciones, rencores y, acaso, de vez en cuando, alguna esperanza, una chispa de amor.
Y luego, una bella frase puramente literaria. Dijo no, pero se explica esto:
Ella negaba, moviendo la cabeza de este a oeste con una rotundidad incontestable.

No comments: