Saturday, April 28, 2007

Estimado sr. D. José Saramago:

De nuevo me ocurre lo mismo. Hace ya varios meses que leí su obra, pero fue la siguiente a "Olvidado rey Gudú", no quería dejar de escribirle y además, me marcó bastante.
Particularmente soy bastante sensible para determinados temas como el sufrimiento, la dureza de la realidad, las masacres históricas, la desesperación, el pánico... Me imagino que como todos pero me cuesta bastante ver películas o leer libros que traten sobre esto. A veces me dicen que no quiero ver la realidad tal como es, pero yo les digo que no, que verla, la veo, pero no quiero recrearme en ella.
Quería leer algún libro suyo. Estoy, como si dijéramos, inmersa en un PLAN DE FORMACIÓN LECTORA porque, aunque creía que había leido mucho, me he dado cuenta que apenas conozco la literatura española, actual y futura, tampoco la extranjera y ni siquiera la betsellera. Fue mi bibliotecario el que me recomendó Ensayo sobre la ceguera. No lo había terminado de leer pero le había gustado hasta donde había llegado.
Hay libros que te marcan desde el momento de su lectura. Me suele pasar que mientras leo estos libros no paro de hablar de ellos, de traer a mi memoria momentos que ocurren en la narración aplicados a cosas que estoy haciendo en mi vida diaria. Esto es desde luego lo que me ocurrió con su obra.
No conozco ninguna más de sus obras y no sé si en ellas recrea de esa forma tan clara lo que somos (la humanidad y el hombre) y lo que podemos llegar a ser. Es un pensamiento tan indescriptible el hecho de que toda la humanidad esté ciega físicamente hablando que va más allá de todos los sucesos que puede contar en su libro. Y no me olvido de la parte del contagio que es quizás lo que más me afectó (gracias a Dios que hay una ruptura en la narración y pueden salir a la calle) por eso del pánico y cómo podemos llegar a ser de animales, que ya lo somos, pero con Razón.
Luego está la parte escondida, entrelineada, que me imagino que quiso dar a entender, que no sólo podemos -hipotéticamente- perder la vista todos los hombres que vivimos en la tierra, sino que ya podemos estar ciegos interiormente o estamos empezando a serlo, a convertirnos en seres egoistas que viven por sobrevivir, en el fondo, sin poder hacer otra cosa. Ya ve que no se me dan muy bien las reflexiones por escrito, por eso el literato es usted que lo hace mucho mejor.
Pensando, pensando, me sorprendió que no aparecieran bebés en esa ciudad, ni mujeres embarazadas, al menos que recuerde, aunque sí hay niños. Y otra cosa es qué hubiera pasado si en vez de la vista, se hubiera perdido el sentido del oído. No logro imaginarlo mucho pero no se me ocurren tantos problemas.
Me gusta el hecho de que hubiera una mujer que siguiera viendo por el hecho de que hay una persona dentro de la historia que nos cuenta lo que ocurre y no sólo un narrador en off desde fuera de las páginas.
Gracias por darle a la historia un final feliz. Me gusta que acaben así, porque es lo que hace a la ficción, en muchos casos, diferenciarse de la realidad. Además, el final "feliz" no empaña la reflexión obligatoria ni invita a resoplar al fin pensando que "tampoco es para tanto" o "esto no ocurre ni puede llegar a ocurrir ni siquiera simbólicamente".
Bueno, pues pese a que no me gusten este tipo de prosa, un poco derrotista, catastrófica o como quiera llamarse, estoy contenta de haber leído al menos alguna de sus obras. El tiempo -existente y disponible- dirá si puedo continuar con el resto de su producción.
Muchas gracias
P. D. a los ajenos: Información bibliográfica y resumen en la página de la editorial Alfaguara.

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