Creo que después de escuchar Norwegian wood de los Beatles he podido comprender un poco mejor su libro. Hay muchas otras canciones que me gustaría escuchar y seguro me ayudarían a entender más… Su historia está llena de referencias tanto musicales como literarias. Me ha sorprendido que la mayor parte de éstas sean occidentales: pensaba que los estudiantes preferirían leer autores japoneses y también que se enseñara a los griegos en Historia del Teatro. También imaginaba que las costumbres, las expresiones y los modos de ser iban a ser distintos de los nuestros pero también me he sorprendido viendo lo contrario, lo parecido que podemos ser.
Su libro, por otro lado, está invadido de tristeza, desconsuelo y melancolía. Por eso lo del blues... Y esto no sólo les pasa a los que han estado en contacto con el suicidio de amigos o familiares. Creo que todos los personajes que aparecen en el libro están empapados de esa “depresión asiática”. No me gusta demasiado este tipo de literatura. De verdad creo que no me hace bien.
Me suena además a una especie de espíritu romántico en el que todavía perdura el recuerdo y el amor por la naturaleza y los paisajes, donde la hierba y las espigas se mecen al viento, donde el cielo está tan alto que duele el cuello de mirarlo (o algo así) y donde abundan la niebla y los bosques.
Me ha gustado mucho el personaje de Watanabe. Su hablar, su soledad elegida y disfrutada y, a la vez, su necesidad de las personas y su capacidad para reconocerlo.
Su libro también está lleno de gente honesta que habla de forma totalmente sincera, intenta hacerlo o pide a los demás que lo hagan. Creo que no hay falsedad ni engaño. No hay palabras vacías, ni sonrisas ni conversaciones incómodas. De esta forma la vida me parece mucho más sencilla y rápida.
Dejo para mí la letra de Norwegian wood y un saludo para usted.
I once had a girl, or should I say, she once had me...
She showed me her room, isn't it good, norwegian wood?
She asked me to stay and she told me to sit anywhere,
She asked me to stay and she told me to sit anywhere,
So I looked around and I noticed there wasn't a chair.
I sat on a rug, biding my time, drinking her wine.
I sat on a rug, biding my time, drinking her wine.
We talked until two and then she said, "It's time for bed"
She told me she worked in the morning and started to laugh.
She told me she worked in the morning and started to laugh.
I told her I didn't and crawled off to sleep in the bath
And when I awoke, I was alone, this bird had flown
And when I awoke, I was alone, this bird had flown
So I lit a fire, isn't it good, norwegian wood.
P. D. a los ajenos: Creo que si tuviera un gato también lo llamaría Gaviota... Y si tuviera un perro, lo llamaría Camino, como Robert Kincaid en Los puentes de Madison County.
[Añadido del 20/06/2011]
Sr. Murakami, ¡tengo que contárselo! (Aunque no sé por qué en cursiva, no me pregunte). Ayer, mientras iba en el autobús, oí una conversación tan interesante... Un chico, hablaba con un amigo, dolido quizás por una ruptura reciente mezclada con toques de insatisfacción general. Este chico, después de varios consejos y una conversación bastante profunda (creo que es la primera de este tipo que oigo en un autobús) le dijo algo que había aprendido en un curso de ética, algo como que hay que aprender a aceptar las imperfecciones del mundo y de nosotros mismos... No se lo cuento tal cuál, me quedé con la idea... Pero mientras lo oía pensaba: "¿Dónde he oído yo esto antes?" Sabía que provenía de algún libro que había leído recientemente y eché la vista atrás, ayudada por las imágenes mentales que tengo de este blog... y de repente caí: "¡Murakami!" Aunque en ese momento no supe a qué libro pertenecía. Ya hoy he enlazado las ideas... No recuerdo cómo se llamaba el personaje que lo decía, el que lo había aprendido y era el amor de Watanabe (fíjese que sólo me acuerdo del personaje masculino). Recuerdo que, al leer el libro, también comenté esta idea con alguien, citando totalmente la fuente y las palabras que decía tal como las recordaba. El personaje estaba aprendiendo, no a superar sus imperfecciones (esa era la palabra, como también dijo el chico del autobús), sino a conocerlas, para así saber que su imagen del mundo estaba distorsionada por estas. Así podía llegar a conocer el mundo como es, aunque siempre sabiendo que estaba siendo a través de sus propias imperfecciones... Con esta última idea ya desvarío, pero acéptela de manera general. No sé si la tal persona/s que dió/eron el tal curso de ética sacó las ideas de su libro o fueron usted y ellos los que se basaron en una/s tercera persona/s... o sus reflexiones coincidieron... o tienen ambos todos un gran sentido común. Me gustó mucho reconocer esta idea, oirla en la voz de este chico, que él la dijera a su amigo, que el amigo la aceptara (según la conversación siguiente), que la trajera a mi mente, que me recordara a su libro... y al fin, que yo tuviera la cara dura de escuchar, sin ningún miramiento toda la conversación... Luego no hablé con este chico... me pierdo las mejores. Un abrazo.
[Añadido del 20/06/2011]
Sr. Murakami, ¡tengo que contárselo! (Aunque no sé por qué en cursiva, no me pregunte). Ayer, mientras iba en el autobús, oí una conversación tan interesante... Un chico, hablaba con un amigo, dolido quizás por una ruptura reciente mezclada con toques de insatisfacción general. Este chico, después de varios consejos y una conversación bastante profunda (creo que es la primera de este tipo que oigo en un autobús) le dijo algo que había aprendido en un curso de ética, algo como que hay que aprender a aceptar las imperfecciones del mundo y de nosotros mismos... No se lo cuento tal cuál, me quedé con la idea... Pero mientras lo oía pensaba: "¿Dónde he oído yo esto antes?" Sabía que provenía de algún libro que había leído recientemente y eché la vista atrás, ayudada por las imágenes mentales que tengo de este blog... y de repente caí: "¡Murakami!" Aunque en ese momento no supe a qué libro pertenecía. Ya hoy he enlazado las ideas... No recuerdo cómo se llamaba el personaje que lo decía, el que lo había aprendido y era el amor de Watanabe (fíjese que sólo me acuerdo del personaje masculino). Recuerdo que, al leer el libro, también comenté esta idea con alguien, citando totalmente la fuente y las palabras que decía tal como las recordaba. El personaje estaba aprendiendo, no a superar sus imperfecciones (esa era la palabra, como también dijo el chico del autobús), sino a conocerlas, para así saber que su imagen del mundo estaba distorsionada por estas. Así podía llegar a conocer el mundo como es, aunque siempre sabiendo que estaba siendo a través de sus propias imperfecciones... Con esta última idea ya desvarío, pero acéptela de manera general. No sé si la tal persona/s que dió/eron el tal curso de ética sacó las ideas de su libro o fueron usted y ellos los que se basaron en una/s tercera persona/s... o sus reflexiones coincidieron... o tienen ambos todos un gran sentido común. Me gustó mucho reconocer esta idea, oirla en la voz de este chico, que él la dijera a su amigo, que el amigo la aceptara (según la conversación siguiente), que la trajera a mi mente, que me recordara a su libro... y al fin, que yo tuviera la cara dura de escuchar, sin ningún miramiento toda la conversación... Luego no hablé con este chico... me pierdo las mejores. Un abrazo.
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