Sunday, August 19, 2012

Querida Raquel,

Io ti conosco (si es que se escribe así) y no en plan "te conozco, he visto tu alma"... Tampoco es "Io ti conosco" al estilo El Padrino. Ni siquiera es un "te conozco" verdadero. Pero te me haces más cercana. Nunca me había pasado esto con un escritor...
Acabé hace una semana [P. D. a los ajenos: eso escribí en mi borrador particular, ya casi ha pasado un mes] de leer tu libro, La herencia de La Rosa Blanca. Leí deprisa, enganchada a la historia y totalmente metida en ella. Por un periodo de tiempo (no se lo que he tardado en leerlo, ¿3 semanas?), me he sentido parte de la familia O'Connor.
He pensado mucho en cómo habrás escrito este libro. Te imagino divertida gestionando tantos personajes. Te imagino incluso de pie, delante de una mesa de madera atestada de papeles y tu organizando las tarjetas como si fueran cartas y estuvieras jugando al solitario. Quizás hayas necesitado hacer biografías individuales y árboles genealógicos... Me parece que has escrito una novela muy al estilo de las actuales (iba a escribir además "norteamericanas" pero creo que este tipo de redacción traspasa esas fronteras) en las que varias historias individuales se cruzan y se convierten en una en algún momento. En tu libro es todo más complicado y al final parece que no queda ningún cabo suelto. Todo encaja. Te has preocupado de dejarlo todo atado hasta la última página. Incluso - y para rizar el rizo - cierras el círculo llevándonos desde el final hasta el principio con la historia de la primera vez que se vieron Ben y Sophie. Eso sí, la historia de esta última con Hugh se ve venir, se adivina incluso antes de que hayas dado pistas. Me encantan esos momentos, cuando uno está leyendo y salta en voz alta (en medio del silencio de uno mismo pero quizás en medio del bullicio de un parque, de una plaza, de la playa...): "¡ya verás como pasa esto!" O, en nuestro caso: "¡ya verás como ahora Hugh y Sophie se encuentran!". Es un momento raro en el que la historia escrita y encerrada en el libro pasa al mundo "real", de los sonidos y las palabras.
Como me ocurre a veces, mientras leía he hablado de tu novela con otros...
-¿De qué va este libro? - Me decían.
Esta pregunta a veces me exaspera aunque en ese momento no me sienta exasperada...
No se, Raquel, ¿de qué va tu libro? ¿Qué responderías a esto?
Simple, reduccionista y destructor de la literatura, del esfuerzo creativo del escritor y de la ilusión descubridora del lector, es decir lo que yo digo: "Es una novela romántica que..." (Últimamente he descubierto que la palabra "romántica" debe evitarse a la hora de describir el argumento de una novela a no ser que quieras que piensen que lees literatura erótica... cuando no es el caso). ¿Hay o no una historia de amor en tu libro? La hay, sí... No, las hay. Pero no solo queda ahí. Es más, en tu libro hay además investigación, hay nazis... a veces hay demasiadas cosas que, como esta frase mía, no quedan muy perfiladas.
También he tenido la sensación de que estaba dentro de una historia para llevar al cine. No se si este es tu objetivo o es simplemente la manera tan visual que tienes de escribir. No he leído tu otra novela pero me ha parecido demasiado que trajeras a un personaje de esta a La herencia de La Rosa Blanca. En ese momento, también sonido desprende tu novela porque el hombre orquesta empieza a darle a todos sus instrumentos, especialmente al bombo.

Raquel, ¿sabes que me ha gustado mucho tu libro? Te doy las gracias y me gustaría conocer el esfuerzo (poco o mucho) que has realizado para escribirlo. Perdona por tutearte. Y ya conscientemente, te deseo lo mejor. Un abrazo fuerte. ¿Has visto que tu libro ha sido mi libro del verano?

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