Querida Agatha:
Hace mucho (sí, de nuevo) que acabé su libro Asesinato en el Orient Express. Es curioso (sí, también) que a mi edad (sí, a mi edad) no lo hubiera leído. Al menos yo me sorprendo... me sorprendo de mí misma, sí. Leí, en algún momento de mi vida, Diez negritos y todavía recuerdo lo mucho que me gustó. Este me ha enganchado, cómo no, pero llega un momento en que se hace un poco previsible y Poirot va dejando caer pistas para que tú también averigües el final. Eso sí, hay tal cantidad de personajes que no he llegado a distinguirlos a todos. Desde luego tampoco me pregunte en qué compartimento estaban.
Me ha llamado la atención que el detective no pretenda interrogar a ningún momento al médico y al jefe de la compañía, ni siquiera antes de saber que estaban exculpados todos los que no se encontraban en el vagón del asesinado. ¿Y él? Tampoco llega a interrogarse a él mismo. Ni siquiera intenta demostrar su inocencia. En el juego de la duda que corroe al lector también formará parte el que Poirot pueda ser el asesino, sobre todo si te plantas frente al libro sin ningún conocimiento previo.
Gracias Sra. Christie, por permitirnos sentarnos junto a Poirot y sus acompañantes y hacernos intervenir en las investigaciones, juzgando a todos y rebatiendo los argumentos que lanzan los sospechosos. Gracias por atarnos a sus libros.
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