Acabo de terminar de leer el libro de historias recopiladas por usted Creía que mi padre era Dios y tengo que decirle que me ha encantado.
No soy para nada amiga de los relatos cortos. Prefiero las largas historias donde da tiempo a conocer a los personajes y al desarrollo de acontecimientos, pero... su libro ha sido una excepción.
Le doy también las gracias a todas las personas que se molestaron en escribir sus historias. Me parece una idea grandiosa y todas las historias tienen un gran valor y están contadas con toda el alma, aunque sean pequeñas anécdotas. Creo que ninguna desentona, ni las más cortas ni las más largas. Te llegan como si te las contara un amigo, junto a un café, en una tarde de anécdotas.
Las únicas que me han gustado menos han sido las del último capítulo, las de Meditaciones, y si tuve una historia preferida la olvidé, porque la siguiente se convirtió en la más preferida. Como he tardado mucho tiempo en leerlo, apenas recuerdo la última historia, pero sé que algunas me han impresionado mucho y otras me han hecho llorar. Resulta gracioso que en algunas historias no sabemos si escribe un hombre o una mujer hasta casi el final o en la firma, porque muchas veces eso no importa. Me ha gustado mucho conocer una parte de estos 180 estadounidenses que viven en un país tan grande, tan dispar de punta a punta en todos sus aspectos.
Gracias por el esfuerzo que le supuso recogerlas, aceptar la petición del programa y la sugerencia de su mujer del modo en que debía realizarse.
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