Hoy me acordé, mientras ponía al día mi situación lectora, que hace siglo y medio (más o menos) leí sus Relatos de lo inesperado publicados en español por Anagrama. Mi libro incluye una bonita dedicatoria de la persona que me lo regaló. Me gustó revivir la sensación de recibir un libro como regalo, en este caso, por mi cumpleaños. -- No tengo casi ningún recuerdo de su libro. Me acuerdo, sí, de algunas historias, como la del joven que entra en el hostal que lo llama desde la calle con sus luces de neón o la de la apuesta en la piscina... ¡Ah! Y la de la señora que quiere irse a toda costa a ver a su hija y la exaspera su marido con su lentitud siempre de último momento. Su libro, en global, me sorprendió muchísimo. Sus historias atrapan y cuando descubres su estilo, una vez has leído la primera, esperas a sorprenderte con el final de la siguiente. Es macabro, mordaz, satírico... no he leído a Poe pero lo comparan con usted. Y no es curioso que también escribiera historias para niños. Los Gremlins, Charlie y la fábrica de chocolate y Matilda, que son las historias que conozco, aunque sea por su adaptación al cine, tienen el mismo tinte que este libro. No son cuentos perfectos. En ellos hay un punto de terror y de locura.
Gracias, Sr. Dahl.
Gracias, Sr. Dahl.
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