Sunday, April 24, 2011

Querido Sr. Levy,

Marc, le intento escribir a la velocidad de la luz porque tengo muy poco tiempo. Eso sí, ayer acabé de leer su libro a las 5 de la mañana (entonces más bien lo he acabado hoy) y sí tengo la historia más o menos fresca en mi cabeza. Felicito en primer lugar a los que se están encargando del diseño de las portadas de sus libros en las ediciones en español: me encantan las imágenes y la tipografía que Planeta está utilizando. La novela me ha parecido un poco rebuscada. Seguro que leeré la continuación pero también seguro que me costará seguir el hilo. De nuevo me pasa como si no pudiera concentrarme en la lectura y... ¡creo que no es culpa mía! Los libros suelen absorberme pero en este, como en otros que he leído recientemente, la historia pasa por encima mía... o soy yo la que pasa por encima de ella. Las líneas no me atrapan, son sólo líneas... que leo.

En fin, mi tiempo se acaba... Intentaré contarle algo más adelante. Un abrazo temporal.

[Continuo el 06/05/2011]

Mientras pensaba que debía volver a escribirle recordé que ya había leído otro libro suyo... Contando con esta es, entonces, la tercera vez que le escribo. He repasado mi misiva del anterior libro que leí, Volver a verte, donde me proponía la lectura de otro de sus novelas para comparar. Pues bien, sin quererlo ni desearlo, me lo he vuelto a encontrar por el camino. La sensación de esta vez, como le dije el otro día, ha sido distinta. La historia me ha parecido mal construida y en ocasiones, demasiado técnica para ser una novela. Creo también que es repetitiva, las ideas y ambiciones de Keira y Adrian se presentan una y otra vez. Hay demasiado misterio en torno a la organización que los persigue y al final creo que no he llegado a entender nada. Parece como si usted mismo no estuviera seguro de qué querían ocultar. La idea de llamarlos por los nombres de los países a los que representan me ha resultado curiosa y me ha recordado a la lectura (inconclusa por mi parte) de El hombre que fue jueves. El final es bastante cortante pero me ha gustado la puerta que deja abierta. ¡Al menos le digo algo bueno!

Sr. Levy, su libro viajero (novela que se desarrolla en el mundo) me ha acompañado a mí también a lo largo y ancho (o estrecho) de 4 países, aunque ninguno ha coincidido con algún escenario de la novela. Me intriga -aunque no mucho- cómo acabará la historia. Por ahora se han dado 0 pistas. No espero menos que una señal extraterrestre o una dimensión paralela, aunque a la vez me defraudaría enormemente. Un abrazo.

P. D. a los ajenos: Seleccioné algunos párrafos y con el permiso de los señores de la propiedad intelectual (y a modo de reclamo del libro), los transmito:

¿Cómo marcharse de viaje al día siguiente, sin ni siquiera haber vuelto a verlo? Marcharse sin decir una palabra es peor que un abandono; el silencio es una traición.

Y, sin esperar respuesta, Keira dejó caer su carpeta al suelo, se lanzó a mis brazos y me besó. Aquel beso me supo a papel maché; era exactamente eso, un beso de papel en donde en otro tiempo había soñado con escribir todo lo que sentía por ella. El párrafo sigue con la idea del beso pero esto, conociendo la trayectoria "de papel" de Keira, es precioso.

... Durante la cena intentó contarme qué había sido de su vida desde nuestra separación. Pero ¿cómo explicar quince años de existencia en tan sólo unas horas? La memoria es tan perezosa como hipócrita y sólo retiene los mejores y los peores recuerdos, los tiempos más extremos, nunca la medida de lo cotidiano, que borra.

Por otro lado, la cita en la página anterior al prólogo me ha encantado... ¿Quién era André Brahic? No, no, perdón, "es", quién ES André Brahic. Copio de la Wikipedia en francés:

André Brahic est un astronome, physicien français et astrophysicien né en 1942 à Paris. Il est connu par le grand public pour avoir découvert les anneaux de Neptune ainsi que les arcs de cette même planète auxquels il a donné les noms de Liberté, Égalité et Fraternité.

Y la cita:

Todos somos polvo de estrellas

ANDRÉ BRAHIC

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