No estoy segura que usted se dejara tratar de "muy querido" y tampoco su libro incita a este tratamiento, no se crea. Pero es tal el punto de excitación (no sexual, perdóneme) al que me ha llevado la lectura de su libro que en este momento sería capaz de rendirle honor.
Llevo unos momentos pensando cuál debía ser la palabra para definir cómo me siento después de un fin de semana intenso de lectura, de casi 5 horas diarias, aprovechando un viaje...encontré la palabra, pero acabo de olvidarla. No era excitación - esa es referente a usted - sino una especie de "éxtasis" literario.
Creo que hasta ahora nunca había leído algo tan grande como Expiación. Me alegra enormemente no haber ido al cine a ver la película y haber abierto mi mente inmacula a las imágenes de su guión. Ahora sí tengo ganas de verla para saber cómo el director ha sido capaz de plasmar algo que, en muchos momentos, yo era incapaz de hacer en mi cabeza. No ha sido por la densa descripción, pero sí por la sobreabundancia de palabras, algunas de ellas desconocidas para mí (bendito/a traductor/a, bendita Editorial Anagrama). Una lectura tan absorbente no deja tiempo a buscar palabras en el diccionario...Te sigue chupando la sangre y no puedes separar los ojos de aquello que no esté escrito por Ian McEwan...al menos en este caso.
Me desconcierta el final. ¿Qué pasó realmente? ¿No es eso lo que dice Briony que nos preguntaremos los lectores? ¡¡Pues eso es, sí!! No me sirve que pasó lo que uno quiere que pase: quiero la verdad y no sobreentender nada más.
Ojalá este libro modifique la visión que tengo de la vida como la ha modificado este fin de semana. Gracias.
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